Más de la mitad de…

En la imagen, un paciente se somete a un electrocardiograma.Más de la mitad de los médicos de Atención Primaria no utiliza herramientas para evaluar el riesgo cardiovascular de sus pacientes, aunque la mayorí­a (cuatro de cada cinco) dice no poder hacerlo por el tiempo limitado del que disponen actualmente en sus consultas.

Así­ se desprende de los resultados de una encuesta a 1.390 médicos de familia en España cuyos resultados se han presentado el pasado viernes en el marco de las V Jornadas del Comité Español Interdisciplinario para la Prevención Cardiovascular (CEIPC) celebradas en el Ministerio de Sanidad. “Cada vez hay más sobrecarga y menos tiempo para la prevención en las consultas”, ha asegurado el coordinador del CEIPC, Miguel íngel Royo-Bordonada, quien destaca que a este problema hay que añadir la dificultad de los pacientes para adoptar hábitos de vida más saludables.

El estudio revela también que, aunque la mayorí­a de los médicos de atención primaria conoce la adaptación española y el contenido de las guí­as europeas de prevención cardiovascular que elabora este comité, sólo un tercio utiliza estas guí­as en la práctica clí­nica de forma habitual. De igual modo, estos profesionales se muestran a menudo escépticos ante las recomendaciones de las guí­as. Esto se debe, según ha referido el 70 por ciento de los médicos evaluados, “a la disponibilidad de muchas guí­as y la coexistencia de directrices dispares”, ha apuntado José Marí­a Lobos, coordinador del CEIPC.

“El hecho de que los médicos del primer nivel asistencial tengan dificultades para aplicar las recomendaciones de prevención cardiovascular en sus pacientes es un problema”, ha apuntado este experto, más aún cuando la prevención es responsable de más de la mitad de la reducción de mortalidad por cardiopatí­a isquémica observada en los últimos 20 años en muchos paí­ses. Estas guí­as centran la clave en la modificación de estilos de vida, algo novedoso ya que normalmente la atención se centraba más en el control farmacológico de los factores de riesgo, “penalizando en cierta medida a las intervenciones no farmacológicas por el menor nivel de evidencia cientí­fica que presentan”, explica Lobos. Durante esta jornada también se han puesto de relieve otro tipo de barreras que dificultan la prevención y el manejo de las patologí­as cardiovasculares, como la administración de las últimas aportaciones terapéuticas en la prevención del ictus.