Los talibanes paquistaní­es usan la…

El anuncio de los talibanes de prohibir la vacunación contra la polio en las zonas tribales de Pakistán amenaza con frenar la erradicación de una enfermedad endémica en el paí­s y pone en riesgo directo a cerca de 250.000 niños.

Esta semana un grupo armado de Waziristan del Sur, una de la regiones más convulsas del noroeste paquistaní­, se unió a sus “hermanos” de Waziristán del Norte, que hace diez dí­as plantearon una serie de reivindicaciones polí­ticas para permitir la vacunación.

El argumento central es el mismo en ambos casos: EE.UU. debe cesar los bombardeos con aviones no tripulados en la zona ya que, según los insurgentes, matan muchos más niños que la polio, y además las campañas de vacunación son un nido de espí­as occidentales.

“Si (EE.UU. y sus aliados) son tan sinceros con los musulmanes y nos dan vacunas, ¿Porqué nos bombardean sin piedad?”, pregunta un panfleto repartido el pasado 15 de junio en varios puntos de Waziristán del Norte.

Waziristán del Norte y Waziristán del Sur, consideradas feudos de la insurgencia talibán y otros grupos yihadistas, han sido objeto este año de más de una veintena de ataques aéreos que han provocado más de un centenar de muertos.

Tanto las autoridades locales como las agencias internacionales están muy alarmadas por la iniciativa talibán de usar la vacunación contra la polio como parte de su guerra contra Occidente y las fuerzas de seguridad paquistaní­es.

“Es criminal privar a sus propios niños de protección contra una enfermedad contagiosa y tan grave como la polio. Es una cuestión de derechos humanos elementales”, dice el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Pakistán, Guido Sabatinelli.

La poliomielitis es una enfermedad ví­rica contagiosa que puede afectar el sistema nervioso central y producir parálisis, y Pakistán es junto a Afganistán y Nigeria uno de los tres paí­ses del mundo en que la afección aún es endémica.

Según datos oficiales, el año pasado hubo en Pakistán 198 casos, casi un tercio del total de episodios registrados en el mundo, y este año ya ha habido 22 a pesar de los esfuerzos de las autoridades y las agencias de salud por erradicar la polio del paí­s asiático.

El pasado septiembre la OMS confirmó que se habí­a registrado un caso de polio en China cuyo virus habí­a viajado desde Pakistán y relacionó la propagación internacional del mal por los problemas para efectuar las campañas de vacunación.

Las áreas tribales son prioritarias en la estrategia de prevención en Pakistán y este año ya habido casos tanto en Waziristán del Norte como en el Sur, que son dos de las zonas más volátiles por la guerra entre la insurgencia y las autoridades.

El próximo 17 de julio estaba previsto el inicio de una oleada de vacunaciones (la vacuna se suele suministrar mediante la ingestión de gotas) en los dos Waziristanes y de acuerdo con las estimaciones se iban a beneficiar cerca de 250.000 niños menores de cinco años.

Uno de los argumentos esgrimidos por las milicias integristas es que detrás de los puestos de vacunación financiados por donantes internacionales y Naciones Unidas se esconde una red de espí­as.

La idea se apoya en el caso del doctor Shakil Afridi, un médico condenado recientemente a 33 años de cárcel en Pakistán por ayudar a la CIA en la captura de Osama bin Laden mediante una falsa campaña de vacunación que pretendí­a en realidad conseguir muestras de ADN.

El boicot a las vacunaciones por parte de los grupos integristas es una nueva muestra del desgobierno que sufren las áreas tribales, hasta el punto de que las milicias radicales llegan a actuar casi como administradores de facto en algunas zonas.

Hace unos dí­as, un editorial del diario local Dawn, uno de los más prestigiosos que se editan en inglés, criticaba el hecho de que el Gobierno federal le pidiera a los responsables provinciales que intentaran convencer a los talibanes en vez de obligarlos a ceder.

El hecho de que la idea de usar la vacunación contra la polio ya haya saltado de una zona tribal a otra hace temer a las autoridades que el ejemplo cunda en otras regiones.

“Es por eso por lo que estamos muy atentos a este caso, por el peligro de que se extienda la iniciativa, y por eso queremos resolver la situación lo antes posible”, reconoce uno de los máximos responsables del Gobierno en el ámbito sanitario, Mazhar Nisar.