Los niños obesos con hí­gado…

En la imagen, un menor con sobrepeso observa como sus compañerod practican ejercicio fí­sico.Investigadores de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) han constatado que los niños obesos tienen más probabilidades de sufrir otros problemas de salud relacionados como el hí­gado graso no alcohólico que, a su vez, hace que aumenten su riesgo sustancial de desarrollar hipertensión arterial.

Así­ se desprende de los resultados de un estudio publicado en la revista ‘PLoS One’ que pone de manifiesto la necesidad de combatir la epidemia de obesidad infantil. De hecho, los investigadores sugieren que el control y seguimiento de la presión arterial forme parte de las revisiones periódicas de estos menores. “Sobre todo porque esta población tiene más riesgo de ataques cardí­acos y accidentes cerebrovasculares”, ha reconocido Jeffrey Schwimmer, del Departamento de Pediatrí­a de la UCSD y uno de los Universidad de California en San Diego Escuela de Medicina e investigador principal del estudio.

 

La hipertensión es la principal causa de muerte y discapacidad evitable en adultos, pero “gran parte del origen se produce en la infancia”, según este experto, mientras que la acumulación de grasa en las células del hí­gado es la principal causa de enfermedad hepática, afectando a casi el 10 por ciento de los niños.

Aunque los niños con enfermedad hepática crónica con frecuencia no presentan sí­ntomas, los que tienen el hí­gado graso pueden presentar fatiga o dolor abdominal, sí­ntomas que permiten identificar un problema que luego debe confirmarse mediante un análisis de sangre y una posterior biopsia.

En su trabajo incluyeron datos de 484 niños con hí­gado graso no alcohólico de 2 a 17 años, en los que se midió su presión arterial al inicio del estudio y a las 48 semanas.

Casi el 36 por ciento de estos menores tení­a ya la presión arterial alta al inicio del estudio, y un 21 por ciento seguí­a con niveles elevados casi un año después, el doble que en los niños con un peso normal.

Además, los investigadores también encontraron que, en comparación con los varones, las niñas con hí­gado graso fueron significativamente más propensas a tener presión arterial alta persistente.

En la actualidad, no hay tratamientos aprobados y eficaces para niños con hí­gado graso pero, en cambio, si hay tratamientos para la presión arterial alta, recuerdan los expertos, que creen que hay razones para pensar que controlándola podrí­an conseguirse efectos positivos para el hí­gado graso y, con ello, “para reducir su riesgo de enfermedad cardiovascular prematura”, ha apuntado Schwimmer.