Los médicos rechazan el copago…

La Organización Médica Colegial (OMC), a través de su presidente, José Rodrí­guez Sendí­n, ha rechazado hoy la “incertidumbre e intranquilidad” derivadas de las declaraciones de las autoridades sobre la financiación de la sanidad pública y, en cualquier caso, considera “inaceptable” el “copago asistencial”.

“Si se refieren a que quieren cortar servicios, lo deberí­an decir de una manera más clara”, ha afirmado Rodrí­guez Sendí­n. Por ello, ha instado a que se concreten las propuestas y se ha opuesto “totalmente” a un cambio del modelo actual, en el que todos los españoles son atendidos independientemente de los costes, ya que se pagan con impuestos en función de la renta.

En este sentido, se ha referido a las declaraciones del ministro de Economí­a y Competitividad, Luis de Guindos, que ha abierto la puerta al pago de los ciudadanos con rentas más altas. “Deberí­amos de ser todos un poco más cuidadosos a la hora de aventurar opiniones o globos sonda, que lo que hacen es movilizar a la población y ponerla cada vez más nerviosa”, advierte el presidente de los médicos.

Para Rodrí­guez Sendí­n, las propuestas deben anunciarse “cuando sean con carácter definitivo” para “no crear incertidumbre”. De este modo, y sobre la propuesta lanzada por el titular de Economí­a, ha asegurado que “no se pueden cambiar las reglas del juego” y ha instado a que se concreten las propuestas, oponiéndose “totalmente” a un cambio del modelo actual, en el que todos los españoles son atendidos independientemente de los costes, ya que se pagan con impuestos en función de la renta. “Otra cosa es que necesiten más recursos”, ha añadido.

“Pagamos entre todos con independencia de lo que nos pueda ocurrir a cada uno. Lo más justo y equitativo es lo que tenemos y esto no se debe ni tocar”, ha advertido.

Es un sistema que tiene una gran cartera de servicios, es “extraordinariamente equitativo”, tiene una gran accesibilidad y es de los más baratos del mundo, ha argumentado Rodrí­guez Sendí­n, mostrándose categórico al afirmar que no conoce una propuesta mejor.

Ha pedido que no se mezcle esta cuestión con el “copago” farmacéutico, que ya existe.

Sobre éste, ha considerado que es injusto y habrí­a que cambiarlo, aunque ha reconocido que hay que mantenerlo en cierta medida porque el uso y consumo de medicamentos en España es “muy desafortunado”, debido tanto a facultativos como pacientes.

El sector sanitario asiste con estupor al cruce de declaraciones sobre las medidas para paliar el déficit sanitario que desde el pasado jueves se tiran a la cabeza el Gobierno y la oposición, corrección al ministro De Guindos incluida. Ajustes, recortes, copago, que paguen más los que más tienen… Así­ lo ven los especialistas.

“Cualquier intento de cobrar por servicios a las rentas más altas nos costarí­a más de lo que se pretende recaudar”, critica Salvador Peiró, del Centro Superior de Investigación en Salud Pública de Valencia. “De hecho, no hay que olvidar que en teorí­a las rentas más altas ya están contribuyendo más mediante la progresividad en los impuestos.

Para Peiró, la progresividad anunciada por el ministro Luis de Guindos “es una idea disparatada, que no parece bien articulada”. Una crí­tica en la que coincide con Patricio Martí­nez, secretario general de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM): “En toda esta vorágine del fin de semana, los polí­ticos bien se podí­an haber ahorrado las declaraciones. Están dando un espectáculo”.

Martí­nez también es contrario a que la financiación del Sistema Nacional de Salud salga de otro sitio que no sean los Presupuestos Generales del Estado. Sus recetas pasan por centralizar las compras para que a las administraciones les cueste menos comprar los medicamentos, unificar el catálogo de prestaciones y cumplir los techos de gasto.

A juicio de Peiró, parece “más sensato” tratar de ahorrar mediante otras medidas, como las moratorias a la innovación (“a menudo se autorizan fármacos 10 veces más caros que sus predecesores pero que no aportan ningún valor añadido”), la centralización en la compra de medicamentos o en algunos servicios (“por ejemplo un laboratorio o servicio de rayos para varios hospitales”) o introduciendo el cien por cien del copago en servicios que no son esenciales ni afectan a la vida de los ciudadanos (“como los servicios de reproducción asistida, por ejemplo”).

También la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública considera que gran parte del déficit actual (cercano a los 16.000 millones de euros) está causado por “la ausencia de rigor en la asignación de los recursos, dado que tan solo el 30% se basan en criterios cientí­ficamente comprobados”.

Por su parte, Juan Oliva, presidente de la Asociación de Economí­a de la Salud, recalca la “vaguedad” de las declaraciones del ministro, “por lo que es difí­cil posicionarse”. Para él, “este cruce de titulares bien parece un intento de abrir un debate sobre el copago y ver qué opinan ciudadanos y expertos, aunque hasta que no se concrete alguna medida clara no será posible profundizar más en ello”, explica.

Adentrándose en el actual sistema sanitario, Oliva señala que para hacerlo más eficiente “habrí­a que centrase en una serie de ejes básicos, como basarlo en la eficiencia clí­nica, contar con los profesiones sanitarios que son los que entienden dónde se debe actuar y, por supuesto, hacer un sistema mucho más transparente donde los gestores de la Sanidad rindieran cuentas a los ciudadanos”.

Algunos especialistas, como el propio Peiró, son partidarios de la creación en España de un organismo similar al NICE británico, una agencia reguladora que evalúa cada medicamento y tecnologí­a sanitaria antes de decidir si se financia o no con dinero público.

“Es necesario poner orden en el sistema, hacer cambios estructurales”, añade por su parte Albert Jovell, presidente del Foro Español de Pacientes. “Es algo que se está haciendo ya en EEUU. ¿Cuántas pruebas no deberí­an hacerse porque son inefectivas o existen otras de mayor valor?”. “Hace falta un gran pacto de estado, pero los polí­ticos deberí­an abstenerse”, concluye Martí­nez.