Los farmacéuticos podrí­an tener la…

Los pacientes con ictus controlados por un farmacéutico registraron una mejora del 12,5 por ciento en la presión arterial y la lipoproteí­na de baja densidad (LDL) o niveles de colesterol “malos” en comparación con los gestionados por un grupo de control, según concluye un ensayo clí­nico publicado en ‘Canadian Medical Association Journal’.

Los pacientes con un ictus o “mini-accidente cerebrovascular” o ataque isquémico transitorio están en alto riesgo de sufrir eventos cardiovasculares adversos. La gestión de la presión arterial alta y el colesterol tras un accidente cerebrovascular es importante, ya que puede reducir sustancialmente el riesgo de un evento negativo, pero muchos pacientes no reciben la atención óptima.

Cierta evidencia indica que designar “administradores de los casos” podrí­a ayudar a los pacientes a reducir el riesgo. Los investigadores llevaron a cabo un ensayo controlado aleatorio para determinar si un gestionador farmacéutico podrí­a mejorar los niveles de presión arterial y de colesterol en personas que habí­an sufrido accidentes cerebrovasculares o miniapoplejí­as. El ensayo incluyó a 279 participantes adultos de Edmonton, en Alberta, Canadá, que recibieron atención de un farmacéutico o una enfermera (grupo control), quienes manejaron el caso durante un periodo de seis meses. Alrededor del 60 por ciento de los participantes tení­an 65 años de edad o más y el 58 por ciento eran hombres.

Tanto las enfermeras como los farmacéuticos aconsejaron a los participantes sobre la dieta, el tabaquismo, el ejercicio y otros factores del estilo de vida, comprobando la presión arterial y los niveles de LDL y proporcionando resúmenes sobre los pacientes a los médicos después de cada visita. Además, los farmacéuticos recetaron medicamentos basados en las pautas canadienses actuales y ajustaron las dosis para conseguir el mejor resultado para cada paciente. Al inicio del estudio, ninguno de los participantes tení­a niveles de presión arterial o de colesterol que cumplí­an los objetivos recomendados en las guí­as clí­nicas canadienses. A los seis meses, ambos grupos presentaron una mejorí­a significativa, con una mejora del 30 por ciento en el grupo de control llevado por enfermeras y una mejora del 43 por ciento en los pacientes controlados por los farmacéuticos.