Los emprendedores sociales: convertir conventos…

Convertir pequeños conventos que han quedado vací­os en una red de hoteles rurales en el trabajen personas con discapacidad intelectual es un proyecto liderado por uno de los nuevos emprendedores sociales, que pretenden crear negocios solidarios a través de empresas viables y sostenibles.

Se trata de uno de los veinte proyectos seleccionados por la Obra Social La Caixa en la primera edición del Programa de Emprendimiento Social, una de las iniciativas con las que la entidad apoya a personas u organizaciones que han decidido crear un negocio solidario para alcanzar un impacto social mediante una actividad empresarial económica y medioambiental sostenible.

Es “un paso cualitativo importante y una experiencia nueva” de la Obra Social de La Caixa, que hasta el momento, tal y como ha explicado el subdirector de la Fundación, Albert Soria, subvencionaba determinados proyectos, sin plantearse que las entidades que los desarrollaran fueran viables.

Con este Programa, la Obra Social da un paso más al promover la transformación de entidades sociales en empresas y emprendedores, personas que detectan una necesidad social y que buscan una lí­nea de negocio sostenible económicamente que la pueda solventar.

Una fórmula por la que se ha apostado en esta época de crisis, en la que este sector, como otros, según Silvia Maldonado, de la Obra Social, está en una “situación crí­tica” y donde hay un cambio en las fuentes de financiación que llevan a acelerar la consolidación de empresas sociales de nueva creación.

Para garantizar el éxito de esos veinte proyectos, La Caixa les ofrece una ayuda de hasta 25.000 euros, formación -recibirán un curso de la escuela de negocios IESE Business School- y les proporciona un mentor durante un año y una oficina de apoyo.

Los emprendedores han defendido hoy su proyecto ante los responsables de la entidad y ante los medios de comunicación.

Boni Martí­nez ha sido uno de ellos y su proyecto Hotels Socials d’Interior Els Convent supone la creación de una red de hoteles sociales de interior en zonas rurales de Mallorca a partir de los conventos de la congregación de las Hermanas Franciscanas Hijas de la Misericordia que están cerrados porque han perdido religiosas.

Las monjas, que cuentan desde 1963 con un centro asistencial para atender a discapacitados intelectuales, quieren destinar estos pequeños conventos a la obra social para que puedan trabajar estas personas a las que antes han formado.

Ya está en marcha uno de los hoteles, en Ariany, con 16 suites familiares, que están adaptadas para clientes con movilidad reducida y necesidades especiales, aunque el establecimiento está abierto a todo el público, y hasta el momento ha generado trabajo a 10 discapacitados intelectuales.

Pero a esta iniciativa se suman otras destinadas también a dignificar la calidad de vida de los discapacitados, pero además de personas en riesgo de exclusión social como exreclusas, inmigrantes y prostitutas o con enfermedades mentales, y de personas mayores que necesitan ser acompañadas por su estado cognitivo y emocional.

Proyectos como el de Rosa Escandell, presidenta de la asociación sin ánimo de lucro “Programa de Reinserción de Mujeres-PRM, de Alicante, creada hace tres años y germen de “A puntadas”, la empresa social desde la que se confeccionan productos textiles, respetuosos con el medio ambiente y en algunos casos vinculados a cooperativas de paí­ses en ví­as de desarrollo.

La marca confeccionada es Malas Meninas y la mano de obra son mujeres en riesgo de exclusión social.