Loida Zabala, tercera en el…

En la imagen, Loida Zabala.Pesa 50 kilos pero levanta hasta 105, más del doble de su peso. Loida Zabala empezó en este deporte casi por casualidad. Con 11 años sufrió una infección de médula y perdió la movilidad en las piernas. Comenzó entonces a levantar pesas en su casa de Losar de la Vera, en Extremadura, para “valerme por mí­ misma, tener fuerza y sentirme independiente”.

Con 18, volvió al Hospital de Parapléjicos de Toledo, donde habí­a estado ingresada aprendiendo a manejarse con la silla de ruedas años atrás, para sacarse esta vez el carné de conducir y, durante los dos meses que estuvo preparándose el práctico, descubrió la halterofilia como deporte adaptado. “Me encantó”, recuerda. Empezó a entrenarse en casa. Su primera competición fue en Madrid, donde levantó 45 kilos y conoció al seleccionador nacional, Lodairo Ramón. “Él me enseñó un poco la técnica y como me gustó tanto la experiencia, decidí­ que en cuanto acabara Administración y Finanzas me trasladarí­a a Oviedo para entrenar con él”, asegura. El leitmotiv de su vida es imposible es aquello que no intentas y ella querí­a intentarlo, así­ que hasta que llegó el traslado fue mejorando gracias a los entrenamientos que le mandaba Lodairo por correo. “Me faltaba muchí­simo por aprender, sobre todo en cuanto a técnica”, puntualiza.

Una vez acabó los estudios, se marchó a la capital asturiana para hacerse hueco en un mundo de hombres. De hecho, en la actualidad es la única española que compite. Llegó muy ilusionada, pero reconoce que fue duro alejarse de sus seres queridos y, sobre todo, encontrar trabajo. El esfuerzo y los sacrificios acabaron dando sus frutos y en 2008 se convirtió en la primera representante española en halterofilia en unos Juegos Paralí­mpicos. Acabó séptima y cuatro años después repitió la experiencia en Londres, donde fue quinta.

Después de la cita paralí­mpica cambiaron la normativa y su categorí­a, 48 kg, desapareció. Ahora compite en 50 kg, una categorí­a en la que se encuentra más cómoda. “En la otra estaba al lí­mite del peso. Y en el Campeonato de Europa gané un bronce que me dejó un sabor agridulce porque en el tercer intento levanté 100 kilos, pero dos de los tres jueces lo dieron como nulo y no lo era”.

Un mes después, levantó 105 kg en el Campeonato de España y es tercera en el ranking mundial. A diferencia de la halterofilia olí­mpica, en la que hay dos modalidades ””arrancada y dos tiempos””, en la paralí­mpica solo existe una. El deportista debe ser capaz de bajar la barra con las pesas hasta el pecho, dejarla quieta y elevarla completamente hasta dejar los codos extendidos al máximo y bloqueados. Disponen de tres intentos cada vez que se añade peso. Su próximo objetivo es el Mundial de abril en Dubai.