Las mujeres sufren más estrés…

Investigadores de la Universidad de Yale en New Haven (EE.UU.) han descubierto que las mujeres jóvenes sufren más estrés que los hombres tras un infarto de miocardio, un hallazgo que podrí­a explicar su peor recuperación tras este evento cardiovascular, según informa la revista ‘Circulation’. Estudios previos han revelado que la tasa de mortalidad tras un infarto en personas jóvenes es mayor en las mujeres, pero hasta el momento no se habí­an analizado diferencias de género en otros parámetros asociados. Sin embargo, según ha explicado Xiao Xu, profesor asistente de Ginecologí­a y Obstetricia y uno de los autores del estudio, en este trabajo han visto como, tras un infarto, las mujeres tienden a experimentar más estrés que los hombres, al igual que sucede entre la población no infartada.

Los investigadores compararon datos de 2.397 mujeres y 1.175 hombres menores de 55 años que fueron hospitalizados en Estados Unidos, España o Australia como consecuencia de un infarto de gravedad similar en todos los casos. Durante la hospitalización, los participantes respondieron a un cuestionario con 14 preguntas sobre sus niveles de estrés que repitieron un mes más tarde, para evaluar su recuperación.
Problemas familiares En las primeras entrevistas, aquellos que eran más jóvenes y las mujeres solí­an presentar niveles de estrés más elevados que los que eran mayores y eran hombres. En una escala de tensión de 0 a 56 puntos, los hombres promediaron 23,4 puntos y las mujeres 27 puntos. Además, un tercio de las mujeres habí­a sufrido más conflictos familiares en el último año, en comparación con el 20 por ciento de los hombres.

Por último, también fueron más las mujeres que sufrieron lesiones, enfermedades o el fallecimiento de un familiar durante el último año. Y, en términos generales, tení­an menos recursos económicos que los hombres y, a menudo, eran más requeridos por sus familiares, lo que podrí­a explicar su estrés más elevado, según Xu. Las mujeres del estudio también tení­an más diabetes, enfermedad pulmonar, problemas renales, depresión, cáncer y problemas cardí­acos previos. Y un mes más tarde, el segundo cuestionario reveló también un empeoramiento de su salud, condición fí­sica y calidad de vida.