Las células madre amnióticas, prometedoras para ayudar a reparar los defectos cardiacos congénitos
Investigadores del Departamento de Cirugía de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, han comenzado a probar una alternativa a las células madre embrionarias, las células amnióticas, que algún día podría regenerar el tejido muscular de los bebés con defectos congénitos del corazón. Aunque esta investigación, presentada en el Congreso Clínico 2013 del Colegio Americano de Cirujanos, se encuentra todavía en una fase inicial, su enfoque tiene el potencial de ayudar algún día a miles de bebés que nacen cada año con defectos congénitos del corazón.
Precisamente, por lo general, se realiza una ecografía fetal a una mujer embarazada para saber el sexo de su bebé entre las 18 y 20 semanas de gestación. Sin embargo, cada año durante el embarazo o después del nacimiento, 40.000 mujeres descubren que sus bebés tienen defectos de nacimiento en su corazón, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estadounidenses.
Los bebés con defectos congénitos del corazón a menudo pasan por múltiples operaciones de corazón o incluso un trasplante antes de su primer cumpleaños. Pero Shaun Kunisaki, cirujano pediatra y profesor asistente de Cirugía en la Universidad de Michigan, y su equipo quirúrgico están probando un nuevo método para regenerar tejido cardiaco defectuoso con el fin de que un día ya no sean necesarias estas múltiples operaciones. “Sabemos que las células del corazón de un bebé están funcionando pero no que el músculo se ha desarrollado anormalmente –dijo el autor del estudio, el doctor Kunisaki–. Tenemos que encontrar la fuente adecuada de nuevas células para reemplazar a las células dañadas o generar nuevo tejido para aumentar el corazón dañado”.
Además, hasta ahora las células madre embrionarias han demostrado potencial para transformarse en varios tipos de tejidos de los órganos, pero la ética que rodea el proceso de tener que destruir el embrión para lograr este resultado ha provocado controversia.
Por otra parte, las células madre de la médula ósea también se parecía prometedoras, pero esas células son, obviamente, difíciles de obtener de un feto. Además, conseguir la médula ósea de un donante aporta casi el mismo riesgo que un trasplante de corazón, tener que suprimir el sistema inmunológico del recién nacido para que su cuerpo no rechace las células extrañas. “Las células de médula ósea no están hechas para funcionar como células musculares del corazón, sino más bien para proteger contra la inflamación”, añadió Kunisaki.
También se han considerado las células madre cardiacas, que están en el corazón, pero el corazón contiene un número muy limitado de estas células madre. Sin embargo, las células madre amnióticas contienen la misma información genética que el feto, por lo que este enfoque elimina la posibilidad de que el cuerpo del bebé recién nacido rechace las células, además de que estas células son fácilmente obtenibles a partir de la amniocentesis, una prueba genética prenatal en la que se extrae fluido del saco amniótico.
Por último, en el último trimestre de 2011, el doctor Kunisaki y su equipo obtuvieron muestras de líquido amniótico de ocho mujeres embarazadas y de ellas se extrajo un tipo de células llamadas células mesenquimales del estroma, que son el tipo más común de células en el líquido amniótico.