La vacunación en el trabajo…

La importancia de la prevención de enfermedades por medio de la vacunación en el medio laboral viene dada porque el trabajador no solo puede padecer la enfermedad, sino que la puede transmitir.

En el caso de muchas enfermedades infecciosas, la vacunación puede contribuir a disminuir el absentismo que, por ejemplo, en el caso de la gripe puede llegar a suponer una pérdida media de 4,5 dí­as en el trabajador afectado, y el “presentismo”, que hace referencia al hecho de que el trabajador acuda al centro de trabajo enfermo por temor a perder su puesto, lo que puede contribuir al contagio de otros trabajadores y, en el medio sanitario, de los pacientes.

 

Las vacunas que se administran a los trabajadores varí­an en función de las necesidades. En este sentido, el Dr. Gregorio Gil López, de Gabinete Médico del Ministerio de Presidencia, moderador de las VII Jornadas de Actualización de Vacunas en el Medio Laboral, que se han celebrado en el Ministerio de Presidencia, recuerda que “cuando existe una vacuna eficaz frente a una infección debe ponerse a disposición de los trabajadores por parte del empresario”, según recoge en su Anexo VI el Real Decreto 664/97 sobre La protección de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición a agentes biológicos durante el trabajo, que es el que regula la protección frente a los procesos infecciosos en el medio laboral.

En esta jornada se ha abordado el problema sanitario de la gripe y se han destacado las bajas coberturas vacunales en el ámbito profesional, estimando unos porcentajes de vacunación inferiores al 10%, llamando especialmente la atención las bajas coberturas observadas entre el personal sanitario (generalmente no supera el 25-30% en el medio hospitalario, aunque en Atención Primaria alcanza el 50-60%) al ser este grupo de especial riesgo. Como explica el Prof. José Ramón de Juanes, consultor senior del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital 12 de Octubre, “tenemos que incrementar el interés por evitar la gripe, en el caso de los profesionales sanitarios a través de la concienciación sobre su papel en la transmisión del virus a pacientes hospitalizados, ambulatorios o personas ingresadas en residencias que son especialmente vulnerables a sufrir complicaciones por gripe”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) decide cada año la composición de la vacuna antigripal, analizando los tipos de virus gripales que circularon en la estación anterior. De hecho, como ha señalado el Prof. de Juanes, “se acaban de hacer públicas las previsiones para la próxima temporada de gripe”.

Como explica el experto, “durante más de una década, casi todos los casos de gripe estacional en humanos han sido causadas por cuatro cepas gripales: los dos subtipos de virus A y los dos linajes de virus B. Tanto las cepas circulantes de la gripe A como las de gripe B afectan a todos los grupos de edad con unos sí­ntomas y gravedad de la enfermedad similares”.

Las vacunas estacionales utilizadas en los últimos años frente a la gripe han sido trivalentes, estas vacunas contienen dos de los virus gripales A, subtipos H1N1 y H3N2, pero solo una cepa del virus gripal B. A las autoridades sanitarias no les resulta fácil decidir cuál de las dos cepas B circulantes deben incluir en las vacunas trivalentes contra la gripe. Cuando la cepa de la gripe B presente en las vacunas trivalentes no coincide con la cepa B que circula de forma predominante esa temporada gripal (discordancia de cepa B), la eficacia de estas vacunas puede ser menor y la carga de la enfermedad es más elevada.

Desde 2012, la OMS recomienda la incorporación de las tres cepas en las vacunas trivalentes contra la gripe estacional y además aconseja sobre cuál deberí­a ser la cuarta cepa perteneciente al linaje B para su inclusión en las vacunas tetravalentes contra la gripe.

En esta reunión de expertos se han revisado las diferentes vacunas antigripales, destacando el valor de la primera vacuna tetravalente disponible en España, Fluarix Tetra®, una vacuna inactivada que incluye cuatro cepas del virus de la gripe, dos cepas A y dos cepas B, como respuesta a la petición de las autoridades sanitarias internacionales de una vacuna para reducir la discordancia de la cepa B observada en las vacunas trivalentes en algunas estaciones epidémicas y así­ poder ofrecer una protección más amplia La utilización de una vacuna tetravalente frente a la gripe puede ayudar a obtener una protección más amplia frente al virus de la gripe al proteger también frente a las dos cepas de virus B, especialmente importante en las temporadas en que predomine esa cepa B adicional, y su utilización podrí­a aumentar la confianza en la vacuna antigripal al incrementarse la eficacia vacunal y así­ disminuir el número de casos, factor muy importante para que las tasas de vacunación mejoren en el ámbito profesional y especialmente entre los profesionales sanitarios.