La tecnologí­a puede reducir a…

La igualdad de género en la empresa se alcanzarí­a en la mitad de tiempo con el fomento de las habilidades digitales en las mujeres, según concluye un estudio de Accenture ‘Avanzando hacia la igualdad, cómo el mundo digital está ayudando a cerrar la brecha’, que indica que España es uno de los pocos paí­ses donde las mujeres tienen mayor “fluidez digital” y conocimientos tecnológicos que los hombres, aunque la brecha salarial a nivel ejecutivo sigue siendo notable.

Las mujeres con conocimientos digitales, según el estudio, están consiguiendo reducir la brecha de género en sus centros de trabajo, mediante el uso de sus conocimientos digitales para prepararse para un trabajo, encontrar uno nuevo o crecer en él. Tomando como punto de partida el concepto de “fluidez digital” (capacidad para el buen uso y aprovechamiento de las tecnologí­as) la investigación analiza su influencia en la educación recibida, las oportunidades de empleo y el desarrollo profesional de cerca de 5.000 hombres y mujeres en 31 paí­ses. Las tecnologí­as digitales juegan así­ un papel fundamental a la hora de ayudar a las mujeres a conseguir la igualdad de género, aunque su impacto no ha conseguido aún cerrar la brecha salarial a nivel ejecutivo. Los hombres siguen siendo, de lejos, los que más ganan. Según Pierre Nanterme, presidente de Accenture Global, luchar por la igualdad de género fomentará la competitividad de las empresas, ya que “las mujeres representan un grupo de talento sin explotar que puede ayudar a acabar con la brecha mundial existente entre las necesidades de competitividad y el talento del que disponemos”. “Existe una clara oportunidad para los gobiernos y las compañí­as de todo el mundo de unir esfuerzos para dotar a las mujeres de conocimientos digitales y acelerar así­ la igualdad de género en los lugares de trabajo”, afirmó. La investigación de Accenture defiende que si gobiernos y empresas duplicasen el ritmo al que las mujeres adquieren esta fluidez digital, la igualdad de género se podrí­a alcanzar en tan solo 25 años en los paí­ses desarrollados, frente a los 50 que se barajan ahora. De la misma manera, en los paí­ses en desarrollo la igualdad en el trabajo podrí­a ser una realidad en 45 años, frente a los 85 del escenario actual.