La nanotecnologí­a puede ser útil…

MoléculasLa parálisis cerebral es una enfermedad frecuente que afecta al 3,3 por mil de niños nacidos vivos en Estados Unidos y que se caracteriza, fundamentalmente, por la presentación de un trastorno motor y, en ocasiones, también un trastorno cognitivo. “El daño de la parálisis cerebral ocurre durante el desarrollo del cerebro. Por este motivo se piensa que tiene lugar durante la vida fetal o después del nacimiento.

En este momento, no hay ningún tratamiento disponible”, ha advertido Roberto Romero, profesor de Obstetricia y Ginecologí­a de la Universidad Estatal de Wayne y director de la división de investigación de perinatologí­a del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano de Estados Unidos, que ha sido investido doctor honoris causa por la Universidad Autónoma de Barcelona.

El diagnóstico se realiza a los dos o tres años de vida, a pesar de que la lesión se produce en el útero en los primeros dí­as de vida del embrión. “Por este motivo, no hay ninguna alternativa que se le pueda ofrecer a estos niños más que apoyo desde el punto de vista fí­sico. Llevamos investigando 20 años en este campo: comenzamos desarrollando un modelo animal, porque durante mucho tiempo se consideró que la causa principal era la hipoxia en útero y que el feto nací­a prematuramente. Nuestro equipo observó que hay una asociación entre la inflamación causada por infección intrauterina, que era silente; los niños nací­an prematuros y dos años después se les diagnosticaba con parálisis cerebral”.

En el primer modelo animal, los fetos de conejo eran expuestos a endotoxinas, que favorecí­an el desarrollo de la enfermedad. Para el investigador, las preguntas que se plantearon en ese momento eran si podrí­a detectarse precozmente dicho proceso neuroinflamatorio en el cerebro y si podrí­a prevenirse la parálisis cerebral. Para tratar de responderlo, el citado grupo empleó técnicas de imagen molecular, como PET, para comprobar si se producí­a activación de la microglí­a.

“Pudimos demostrar que los conejos expuestos a neurotoxinas en útero y que tení­an neuroinflamación podí­an ser detectados en el momento del nacimiento. El siguiente paso fue tomar nanomoléculas, como los dendrí­meros, y los asociamos a la molécula de N-acetilcisteí­na, que es antiinflamatoria. Al administrarlo en el momento del nacimiento, pudimos comprobar que los problemas motores habí­an desaparecido a los cinco dí­as. Los resultados se han publicado en Science Traslational Medicine”.

En su opinión, el concepto más relevante en este ámbito es la existencia de un periodo durante el que se puede identificar, tratar y prevenir la parálisis cerebral.

“Creemos que se produce una lesión en el útero que causa neuroinflamación. Pero esos niños no son identificados y tratados. Y ese proceso crónico ocurre durante dos o tres años y, cuando aparecen manifestaciones clí­nicas, no puede hacerse nada. Creo incluso que el proceso neuroinflamatorio e infeccioso podrá identificarse y tratarse en un futuro en el útero”.