La mayoría de pacientes con una discapacidad leve tras un ictus sufre problemas de movilidad
La mayoría de los pacientes que presenta una discapacidad moderada tras haber sufrido un ictus suele tener problemas de movilidad, tales como pérdida de equilibrio, riesgo de caídas o dificultades para caminar, según un estudio presentado por el neurólogo Enrique Noé. El doctor Noé ha explicado que el ictus o enfermedad cerebrovascular es el trastorno brusco de la circulación cerebral que altera de forma transitoria o permanente la función de una región determinada del encéfalo.
Al respecto, ha indicado que en los últimos años se han producido “grandes avances” en el tratamiento del ictus durante la fase aguda. En concreto, ha citado la aplicación de trombolisis en los ictus isquémicos -un fármaco dirigido a disolver el trombo que ocluye la arteria causante de la isquemia–.
Este fármaco y la paulatina generalización de Unidades de Ictus en los hospitales “han disminuido drásticamente la posibilidad de muerte o incapacidad asociada a esta enfermedad”. Aún así, ha puntualizado que el número de unidades en España es “muy bajo”, con 39 en España, de las que cuatro se encuentran en la Comunitat.
En este contexto, y con motivo de la reunión de la SVN, el doctor Noé ha presentado un estudio con resultados de un programa de rehabilitación sobre un total de 396 pacientes con una discapacidad moderada residual después de un ictus.
Al respecto, ha comentado que los problemas de movilidad -pérdida de equilibrio, riesgo de caídas y dificultades para caminar– suelen ser los más prevalentes de acuerdo a este estudio, apareciendo en más del 75 por ciento de los pacientes con discapacidad moderada.
El especialista ha agregado que tras los problemas de movilidad, los problemas conductuales -irritabilidad, falta de iniciativa, desinhibición y depresión– y los cognitivos -dificultades del aprendizaje, orientación o problemas de comunicación– suelen ser también “frecuentes”, afectando alrededor del 40 por ciento de los pacientes, según los datos del mismo estudio.
Así, y de acuerdo a este informe, el tratamiento rehabilitador consiguió disminuir la discapacidad en todas las áreas, con mejorías en más del 40 por ciento de los pacientes incluidos en los problemas cognitivos, dificultades emocionales, y en el riesgo de caídas; y en más del 30 por ciento en los problemas de movilidad global, actividades de la vida diaria y conducta.
En fases agudas de la enfermedad, el experto ha indicado que se estima que la inclusión precoz en programas de rehabilitación reduce los tiempos de estancia hospitalaria, “con el consecuente abaratamiento de costes que ello supone, estimado en torno a más de 40.000 euros por paciente”, ha aseverado.
En periodos de atención más crónicos, los programas de rehabilitación “han demostrado un aumento en la tasa de reinserción familiar y laboral en los pacientes más leves y una reducción en la necesidad de cuidados, especialmente en los pacientes más graves”, ha dicho.
Respecto a la necesidad de cuidados especializados, se ha comparado en el estudio el coste y el beneficio de rehabilitar estos pacientes en programas específicos de rehabilitación o sin estos beneficios. De acuerdo a estos estudios, aunque globalmente estos programas son costosos, “el gasto suele amortizarse considerando la esperanza de vida de estos pacientes, de manera que en términos coste-eficacia resultan claramente superiores a tratamientos no específicos”, ha dicho.