La exposición a los antibióticos…

Tomar antibióticos puede aumentar el riesgo de que un niño desarrolle artritis juvenil, según un estudio que publica este viernes la revista ‘Pediatrics’.

Los investigadores encontraron que los niños a quienes se les prescribieron antibióticos tení­an el doble de riesgo de desarrollar artritis juvenil en comparación con los niños de la misma edad que no los tomaron. Además, cuantos más antibióticos, mayor es el riesgo asociado, que se incrementa en el año siguiente a haberlos tomado.

Entre 4.300 y 9.700 niños menores de 16 años son diagnosticados con artritis juvenil cada año, según las últimas estadí­sticas de los centros para el Control de Enfermedades y Prevención de Estados Unidos. La artritis juvenil, una forma de enfermedad autoinmune, consiste en la inflamación crónica de las articulaciones y los ojos que pueden provocar dolor, pérdida de la visión y discapacidad. La genética sólo explica detrás de la cuarta parte de los niños que desarrollan artritis, lo que indica que desencadenantes ambientales también pueden desempeñar un papel importante en la aparición de la enfermedad.

Estudios previos indican que alrededor de un cuarto de los antibióticos prescritos a los niños –la mitad de los antibióticos prescritos para las infecciones respiratorias agudas– son probablemente innecesarios. “Nuestra investigación sugiere otra posible razón para evitar el uso excesivo de antibióticos para las infecciones que obtener mejoran por sí­ solas”, ha explicado Daniel Horton, investigador postdoctoral que trabaja en el Departamento de Pediatrí­a de Rutgers Robert Wood Johnson Medical School y autor principal del estudio.

Los investigadores comenzaron la investigación en 2014, a partir de estudios previos que mostraban que los antibióticos podrí­an predisponer a los niños a desarrollar otras enfermedades crónicas, como la enfermedad inflamatoria intestinal. La alteración de las comunidades microbianas en los intestinos y en otros lugares parece jugar un papel en la enfermedad inflamatoria intestinal y otras enfermedades autoinmunes, incluyendo la artritis reumatoide en adultos. “Los antibióticos son uno de los disruptores más conocidos de las comunidades microbianas humanos”, señala Horton.