La dieta baja en sal podría no ayudar a mejorar la salud tal y como creen los médicos
Estadounidenses con un riesgo elevado de sufrir problemas cardíacos, a los que han durante años se ha instado a reducir drásticamente la sal de su dieta, podrían no beneficiarse de esta recomendación e incluso sufrir algún daño relacionado con la reducción de sodio, según indicó un grupo de expertos en salud.
En un informe remitido a los funcionarios de salud de Estados Unidos, el influyente Instituto de Medicina (IOM, por su siglas en inglés) ha analizado los datos más recientes sobre la relación entre la ingesta de sal y la salud. Después de aconsejar a la población de color, a los diabéticos y a otros pacientes con mayores probabilidades de sufrir problemas del corazón que redujesen el consumo de sal, la revisión del IOM ha demostrado que sólo hubo pruebas limitadas de tal dieta fuese de ayuda, y que esa reducida ingesta de sal podría aumentar el riesgo de problemas del corazón. ‘La prueba en relación al beneficio y el daño no es lo suficientemente concluyente como para indicar que estos subgrupos deben ser tratados de manera diferente a la población general de EEUU’, asegura el grupo de expertos en el documento.
Precisamente, esto sugiere que las poblaciones con mayor riesgo podrían no necesitar una reducción tan drástica de la sal en su dieta y sí recurrir a otras medidas para frenar el riesgo de enfermedades coronarias.
La población estadounidense sigue consumiendo demasiada sal, según los expertos del Instituto de Medicina. De promedio, los adultos consumen aproximadamente 1,5 cucharadas de té de sal a lo largo del día, alrededor de 3.400 miligramos. Las autoridades federales recomiendan no ingerir más de 2.300 miligramos al día.
Por último, sin embargo, los últimos datos ponen en duda si los individuos con riesgo elevado de sufrir una enfermedad cardíaca o un infarto deberían limitar el consumo diario de sal a 1.500 miligramos, tal y como aconseja el Gobierno.