Miguel A. González Gay, jefe de Sección del Servicio de Reumatologí­a del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (Santander), ha presentado en el XVI Congreso de la Sociedad de Reumatologí­a de la Comunidad de Madrid (Sorcom) los resultados de sus últimos trabajos, que ponen de manifiesto la asociación entre la artritis reumatoide y el aumento del riesgo cardiovascular.

“Puesto que los factores genéticos inciden en la susceptibilidad para desarrollar esta enfermedad reumatológica, se estudia la influencia de diferentes polimorfismos genéticos en un mayor riesgo de complicaciones cardiovasculares en estos pacientes”.

Por otro lado, Javier Martí­n, jefe de Servicio y de Investigación del Instituto de Parasitologí­a y Biomedicina López Neyra (Granada), se ha centrado en la genética poblacional del lupus y la esclerodermia:existen factores genéticos comunes a ambas enfermedades (IRF5 o STAT4), al margen de otros especí­ficos para cada una de ellas. Los estudios genéticos están ayudando a conocer mejor las ví­as fisiopatológicas alteradas en estas enfermedades, paso inicial para el desarrollo de nuevas herramientas diagnósticas y terapéuticas.

Mª José Cuadrado, reumatóloga consultora de la Unidad de Investigación en Lupus del Hospital Saint Thomas de Londres, habló por su parte de la utilidad de los tratamientos biológicos (TB) en el lupus eritematoso sistémico (LES). Son tratamientos controvertidos, por su elevado coste y la falta de eficacia demostrada en órgano mayor, así­ como por el desconocimiento de sus efectos adversos a largo plazo. A juicio de la especialista, de todos ellos belimumab será el más especí­fico para LES. Y aunque mejora los datos de eficacia entre un 20 y 30 por ciento respecto al abordaje estándar sin biológico, sus indicaciones incluyen a pacientes con afectación mucocutánea refractaria a otras terapias convencionales, especialmente si tienen además niveles bajos de complemento o cifras elevadas de autoanticuerpos ( anti-ADN, ANAS, anti-ADN de doble cadena).