La Academia de Ingeniería premia un exoesqueleto diseñado y pensado para personas con parálisis cerebral
La Real Academia de Ingeniería (RAI) ha distinguido a Eduardo Rocon con el Premio Joven Investigador Juan López de Peñalver, por su contribución en el terreno de las neuroprótesis robóticas y, en especial, por diseñar un exoesqueleto para paliar las deficiencias de personas que tienen temblores y parálisis cerebral.
Precisamente, Rocon trabaja en el Centro de Automática y Robótica (CAR), integrado por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
En su trabajo, el investigador se propone ayudar con dispositivos robóticos a la rehabilitación sensoriomotora de pacientes y a la compensación funcional y asistencia de ancianos o personas con discapacidad. Según informó la Politécnica de Madrid, en especial, el jurado ha valorado de Rocon el desarrollo de un exoesqueleto para paliar las deficiencias de personas que tienen temblores y parálisis cerebral.
Las grandes líneas de investigación del premiado, doctor en Ingeniería Industrial por la UPM, son la neurofisiología, la biomecánica y la interacción física y cognitiva hombre-máquina. Su labor en el CAR se centra en la robótica de rehabilitación para problemas como ictus, apoplejía, temblores producidos por el párkinson, lesión de médula o parálisis cerebral.
Por último, en 2011, Rocon desarrolló, junto a colegas de Bélgica, Italia, Dinamarca y España, una neuroprótesis que reduce las convulsiones causadas por el párkinson u otras enfermedades neurológicas y que distingue si una persona quiere ejecutar movimientos voluntarios, de modo que si, por ejemplo, alza un vaso con intención de beber, estabiliza el brazo para facilitar la acción.