Javier Hernández, de periodista a finalista olímpico solo con la cabeza y los pies
Con 30 años, ponerse a entrenar profesionalmente la natación es un reto al alcance de pocos. Lo es todavía más si tu objetivo es clasificarte para unos Juegos Olímpicos en menos de tres años, pero la hazaña alcanza una nueva dimensión cuando llegas a la final de los 50 metros espalda y te llamas Javier Hernández Aguirán.
Este periodista deportivo de profesión y deportista por vocación (Zaragoza, 1979), lo consiguió porque no quería quedarse con la duda de “no haberlo intentado nunca”. Y es que Javier ha superado todos los retos de su vida a base de “esfuerzo y sudor”, dos palabras que resumen una trayectoria en la que ha hecho de sus pies y su cabeza sus herramientas vitales para superar una diferencia con el resto: la ausencia de brazos por una discapacidad congénita. “La vida me ha enseñado que no te puedes autolimitar. Debemos llevar a la sociedad que en las diferencias está la igualdad”, explica a lainformacion.com un Javier Hernández que imparte charlas motivacionales para todo el mundo. “No ha nacido el ser humano perfecto que pueda y sepa hacer todo”. Esta frase resume la filosofía de una persona que desde pequeño aprendió a hacer con los pies lo que los demás hacían con las manos. “Nací sin las extremidades superiores y con la pierna derecha 10 centímetros más larga que la izquierda. Lo diferencial es que fue de nacimiento y, por ello, más que pensar en lo que nunca había tenido, me centraba en hacer lo máximo posible”, afirma Javier, que desde joven se enamoró del deporte y lo practicó junto a sus amigos.