Investigadores españoles identifican una mutación…

En la imagen, un investigador clí­nico.Cientí­ficos del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) han identificado por primera vez una mutación asociada al riesgo de aneurisma, según un estudio publicado en la revista ‘Circulation Research’ de la Asociación Americana del Corazón.

El equipo, dirigido por la doctora Alicia Garcí­a Arroyo, ha conseguido describir una mutación en la proteí­na celular MMP17 en una paciente con aneurisma hereditario. Además, ha confirmado que esta proteí­na es necesaria para el desarrollo normal de la aorta en un modelo de ratón con déficit de MMP17.

 

Según explica la primera autora del estudio, Mara Martí­n-Alonso, la pared vascular que forma las arterias está en constante movimiento sometida a una presión que varí­a con cada latido del corazón, con lo que las arterias y en especial la aorta son capaces de acomodar esta presión y transmitirla a lo largo del árbol vascular, gracias a una compleja estructura celular y de matriz extracelular. “Cuando esta estructura se ve alterada, es incapaz de soportar la inmensa presión que genera la salida de sangre del corazón y se producen dilataciones llamadas aneurismas”, añadió.

Existe un alto riesgo de muerte en los pacientes con aneurismas debido a la potencial rotura de la pared vascular que se da en esta patologí­a. Los aneurismas pueden además transmitirse de manera hereditaria con una alta mortalidad asociada a la enfermedad en personas jóvenes.

En el artí­culo se demuestra que la proteí­na MMP17 debe estar presente durante el desarrollo de la aorta en el feto, donde corta una proteí­na de matriz llamada osteopontina. “El fragmento proteico que se genera es necesario para que las células de la pared vascular maduren y produzcan una matriz óptima que soporte y transmita la presión”, resalta Garcí­a Arroyo.

Por último, el hallazgo tiene potenciales aplicaciones clí­nicas, ya que los autores también demuestran que se puede restaurar la estructura y función normal de la pared vascular de los ratones sin MMP17 mediante terapia génica con virus. “Esto puede abrir nuevas posibilidades terapéuticas en esta enfermedad”, subraya Martí­n-Alonso.