Investigadores del CNIC demuestran que…

En la imagen, una investigadora en un laboratorio.Cientí­ficos del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) han demostrado que el corazón reacciona al infarto de una manera muy diferente a como se pensaba hasta el momento y que lo hace en dos fases, un descubrimiento que podrí­a llevar a cambiar el tratamiento según los dí­as que hayan pasado desde el evento.

Hasta la elaboración de este trabajo se daba por hecho que tras un infarto se producí­a, de forma inmediata, una reacción edematosa (incremento del contenido de agua y células inflamatorias) en el tejido infartado y que ésta permanecí­a estable durante al menos una semana con una posterior desaparición progresiva.

 

El equipo de investigadores del CNIC, liderado por los cardiólogos Borja Ibáñez y Valentí­n Fuster ha hecho uso de la tecnologí­a de imagen más avanzada presente en el centro para demostrar que este dogma clásico es «incorrecto» y el corazón responde a un infarto con dos reacciones edematosas muy bien diferenciadas y separadas en el tiempo.
Lo que sorprendió a los investigadores es que esta reacción inflamatoria tan aguda desaparecí­a en menos de 24 horas, momento en el que ni la resonancia magnética ni la anatomí­a patológica eran capaces de visualizar restos de esta reacción tan brusca y exagerada.

De manera más sorprendente aún, cuatro dí­as después del infarto, el tejido cardiaco sufre una nueva reacción edematosa/inflamatoria que vuelve a hacerse máxima una semana después del evento.
La intensidad de esta reacción edematosa a dí­a 7 es tan intensa como en el momento agudo, y por ello si no hubiesen realizado estudios de imagen en diferentes puntos durante esta primera semana, se habrí­an perdido este patrón bimodal y se habrí­a continuado creyendo que el dogma clásico es el correcto, comentan los investigadores.

El doctor Ibáñez, lí­der de la investigación en el CNIC y cardiólogo también del Hospital Clí­nico San Carlos, comenta que el descubrimiento de dos reacciones diferenciadas y posiblemente de diferente origen abre la puerta a nuevos tratamientos. «Se deberí­an aplicar terapias orientadas a bloquear selectivamente una u otra reacción edematosa/inflamatoria en momentos diferentes tras el infarto, algo contrario a lo que se realiza hoy en dí­a, cuando los pacientes son tratados de manera similar durante todo el periodo post-infarto», en lí­nea con el desarrollo de medicina personalizada, apunta el especialista. La posibilidad de ver con resonancia magnética la respuesta a esta posible modulación de estas reacciones serí­a un hito que ayudarí­a a una evaluación mucho más directa de los efectos de las terapias, comentan los autores del trabajo.

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