Identifican una nueva ví­a para…

Un paso clave en la comprensión de la naturaleza de la lucha por la superioridad entre genes mutados y normales podrí­a conducir a nuevas terapias para combatir la leucemia, según un equipo de investigadores de la Universidad de Birmingham y la Universidad de Newcastle, en Reino Unido.

Su trabajo, publicado en ‘Cell Reports’, investigó la leucemia mieloide aguda para entender por qué las células leucémicas no son capaces de desarrollarse normalmente en células sanguí­neas maduras. Las células madre de la médula ósea generan miles de millones de diferentes células sanguí­neas cada dí­a, un proceso que se asemeja a una lí­nea de producción con genes que actúan como reguladores para controlar cada paso de la formación de la sangre. La leucemia surge cuando los reguladores de codificación del ADN en las células madre se alteran por una mutación.

Cuando se produce una mutación en los genes reguladores pertinentes, el orden finamente equilibrado de la lí­nea de producción se interrumpe con consecuencias drásticas. Entonces, se produce una reacción en cadena, alterándose la función de otros reguladores en el proceso, de forma que las nuevas células ya no se convierten en células sanguí­neas normales, sino que las células leucémicas se multiplican y comienzan a hacerse cargo del cuerpo. “Este tipo de leucemia en particular se caracteriza por una mutación en un gen que produce un regulador alterado. Es decir, uno que no se genera normalmente y se comporta de una manera diferente. El efecto de reacción en cadena de una mutación es enorme”, explica la profesora Constanze Bonifer, de la Universidad de Birmingham.

El equipo demostró que este regulador anormal apaga cientos de otros genes, muchos reguladores en sí­ mismos. Como consecuencia de la drástica alteración de la lí­nea de producción, no se produce la formación normal de la sangre sino que se generan células leucémicas. “Entender cómo operan estos reguladores es esencial. Como todas las células contienen dos copias de cada gen, una de la madre y otra del padre, estas células leucémicas tienen un gen mutado y otro sin cambios que podrí­a hacer de regulador normal”, concreta Bonifer.