Hasta un 10% de la población española padece el Síndrome de Piernas Inquietas
Entre el 5-10% de la población española de 18 a 65 años padece SPI, enfermedad crónica caracterizada por la aparición de molestias como pinchazos, hormigueos o dolor en las extremidades inferiores que provoca la necesidad urgente de moverlas para lograr alivio. La incidencia aumenta en la población mayor de 65 años hasta alcanzar el 20% según la Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas (AESPI). Con el objetivo de dar a conocer esta enfermedad, AESPI organizará en Madrid este jueves, siete de junio, un encuentro abierto entre médicos y pacientes.
Durante la reunión se presentarán dos guías. La primera, denominada “Guía de Recursos para las personas con Síndrome de Piernas Inquietas” irá dirigida a médicos y pacientes, y la segunda “SPI: Evidencias y Perspectivas” estará específicamente enfocada a profesionales médicos.
Ambas publicaciones tienen el objetivo de proporcionar, tanto a pacientes como a especialistas, los conocimientos necesarios para mejorar el abordaje de la enfermedad, y han sido realizadas con la colaboración de diversos especialistas internacionales y de AESPI.
Además de la presencia de algunos miembros de la junta directiva de AESPI, el acto contará con la participación del Dr. Óscar Larrosa, neurofisiólogo del Instituto de Investigaciones del Sueño de Madrid, quien expondrá a todos los asistentes la situación actual de la enfermedad de Síndrome de Piernas Inquietas de un modo cercano y ameno, al tiempo que responderá a todas las dudas de los presentes.
Aunque las molestias de esta enfermedad crónica suelen aparecer a última hora de la tarde o durante la noche, recientemente se ha demostrado que los síntomas también se presentan a lo largo del día, desencadenando mucha inquietud e importantes dificultades a la hora de permanecer sentado para descansar o desarrollar un trabajo.
Según los expertos de AESPI, los pacientes que lo padecen en grado moderado o intenso apenas duermen una media de tres horas diarias, lo que provoca cansancio y disminuye su capacidad de concentración.
A fin de que los pacientes puedan controlar su enfermedad, desde la Asociación recomiendan una serie de cambios en el estilo de vida de los pacientes tales como eliminar las sustancias que facilitan los síntomas (café, té y refrescos excitantes), tomar los suplementos vitamínicos (vitamina B) y minerales necesarios (hierro, magnesio, potasio y calcio) y realizar actividades autodirigidas (caminar, estirarse, tomar baños fríos o calientes, etc)
Además, informan que la fatiga y la somnolencia empeoran los síntomas de la enfermedad, por lo que instan a los pacientes a llevar a cabo un programa de buena higiene de sueño, entre otras cosas recomiendan, acostarse y levantarse a la misma hora, y, a poder ser, tener un entorno de sueño tranquilo y cómodo.
En los últimos años, destacar también, la importante revolución que ha supuesto la utilización de sustancias dopaminergicas para el tratamiento de la enfermedad. Esto ha contribuido a que en la inmensa mayoría de los casos el cuadro tenga una solución eficaz.
Una vez eliminadas las molestias, las personas afectadas notan en pocos días una mejoría del sueño y de su calidad de vida, informan desde AESPI.