FAMMA lamenta el fallecimiento de…

En la imagen, el fallecido Adolfo Suárez.FAMMA-Cocemfe Madrid lamenta el reciente fallecimiento de Adolfo Suárez (Cebreros, ívila, 1932), el primer presidente del Gobierno de la democracia en España, entre 1976 y 1981, y una figura clave para entender el proceso de transición democrática de nuestro paí­s que abogó por derechos de colectivos como el de las personas con discapacidad.

Suárez, que fue hospitalizado el pasado dí­a 17 de marzo después de que se le detectase una infección respiratoria, padecí­a desde hace años una enfermedad neurodegenerativa que, desgraciadamente, no ha podido superar.

La Federación lamenta profundamente su fallecimiento, dado que se puede considerar uno de los padres de la Constitución Española de 1978, en la que se consagra (art. 49) el principio de no discriminación por motivo de discapacidad. Desde que en 1991 dimitió como presidente del CDS, Suárez se retiró de la polí­tica y se dedicó por completo a su familia. En el momento de su fallecimiento, tení­a 81 años.

El expresidente del Gobierno participó desde muy joven en la vida polí­tica, desde que se licenció en Derecho, siempre de la mano de Fernando Herrero Tejedor, considerado uno de los “reformistas” del régimen franquista. Vinculado a Televisión Española desde 1964, en 1969 fue nombrado director general, cargo que ocupó hasta 1973. Sucedió a su mentor, Herrero Tejedor, como ministro Secretario General del Movimiento tras su muerte, en diciembre de 1975, en el primer gobierno de la Monarquí­a, presidido por Arias Navarro. Serí­a tras su dimisión cuando Suárez pasarí­a a ser presidente del Gobierno, un 3 de julio de 1976, a instancias del Rey don Juan Carlos.

Por último, FAMMA considera que es muy triste para la familia de la discapacidad la pérdida de Adolfo Suárez, puesto que fue quien impulsó la reforma polí­tica que acabarí­a con la dictadura y que pasarí­a a los libros de Historia como Transición Española, y quien abogó por derechos de colectivos como el de las personas con discapacidad, reconociendo los mismos en el artí­culo 49 de la Constitución Española.