Exigen la mejora de las…

Almerí­a tiene uno de los trenes más lentos del paí­s. Es de las capitales de provincia con el viaje más largo para llegar a Madrid. Pero además tiene la exclusiva de contar con el único tren de todo el Estado en el que no hay reservada una plaza con anclajes para personas con movilidad reducida.

Los almerienses en silla de ruedas que quieran viajar en tren a Madrid se ven obligados a desplazarse en el regional hasta Antequera o Sevilla y, una vez allí­, montarse en un AVE. Este hecho, puesto de relieve ante el presidente del Congreso de los Diputados, Patxi López, por el presidente de la Federación Almeriense de Personas con Discapacidad FAAM, Valentí­n Sola, sorprendió sobremanera al socialista. «Eso seguro que incumple alguna ley», dijo con perplejidad López. El mismo rictus sorprendido se pudo observar en la cara de los representantes polí­ticos del Congreso que accedieron a la entrevista con la Mesa del Ferrocarril. Muy especialmente a los miembros de la Comisión de Fomento del Congreso, que fruncieron el ceño nada más escuchar esta realidad. Juan Antonio Tapia, de UGT, remarcó que con un coste de apenas seis euros Renfe podrí­a retirar cuatro asientos de sus vagones de Talgo IV, los que viajan a Almerí­a, y ubicar unos anclajes que permitieran un viaje seguro a estas personas. «Sólo seis euros, es pura dejadez», remarcó. El Puga del Talgo Incluso el diputado almeriense Rafael Hernando se mostró sorprendido ante este hecho. Su compañero de filas, Luis Rogelio Rodrí­guez-Comendador, senador, se encargó de recordarle que hace aproximadamente dos años él mismo defendió en la Cámara alta una moción en la que se reclamaba a Renfe que dispusiera de las medidas necesarias para convertir en accesibles las unidades de Talgo que hacen los viajes entre Almerí­a y Madrid. «Y nada de nada, no tengo ni contestación», expuso en presencia de todos los miembros de la Mesa del Ferrocarril. Que Almerí­a disponga de un tren accesible es una demanda histórica de las asociaciones de personas con discapacidad, un caballo de batalla que aún no han logrado vencer. Tapia, de UGT, relató cómo algunos interventores del Talgo de Almerí­a han tenido que cargar con personas con discapacidad a plomo para llevarlas al cuarto de aseo, un trato que no consideró «digno». Tanto los grupos polí­ticos como la Comisión de Fomento del Congreso tomaron nota de estos hechos. No obstante, mañana jueves la comisión permanente de la Mesa del Ferrocarril podrá trasladárselo en persona a la ministra de Fomento en funciones, Ana Pastor, cuando se reúna con ellos en Almerí­a. El servicio Atendo de Renfe en Almerí­a se limita, en el caso de los Talgo, a acompañar a las personas con movilidad reducida y, en el caso de que lleven una silla de ruedas plegable, situarla en un lugar que no dificulte el tránsito de viajeros; y a la inversa, cuando es un servicio de llegada. Sin embargo, la falta de adaptación de este material móvil, que data de principios de los 80 (unos 35 años aproximadamente, los vagones Talgo más viejos de Renfe) supone una seria dificultad cuando los pasajeros quieren ir al aseo, algo nada raro en un trayecto de más de seis horas como es el caso del Almerí­a-Madrid. A dí­a de hoy, los trenes AVE, Alvia, Media Distancia e, incluso, los Cercaní­as están completamente adaptados a personas con movilidad reducida. En el caso de Almerí­a, el Media Distancia que viaja a Granada y Sevilla lo está, cuenta con plaza reservada a personas con discapacidad y cuenta con un aseo amplio para que puedan acudir con absoluta autonomí­a. No ocurre lo mismo en los Talgo, cuya disposición inalterada durante las últimas décadas impide la circulación de sillas de ruedas o el acceso de estos dispositivos a los cuartos de aseo.