El judoca ívila buscará repetir…

En la imagen, Eduardo ívila.La de Eduardo ívila no es un historia muy común en el deporte. Es un judoca paralí­mpico mexicano que ha hecho sonar las notas del Himno Nacional de México en diferentes latitudes del mundo al conquistar en multitud de ocasiones el oro. Se prepara ya para triunfar en los Juegos de Rí­o.

Su hablar pausado, como si escogiera con cuidado cada una de las palabras que va a decir, pero su técnica es fulminante cuando de vencer a los rivales se trata. Aunque padece una debilidad visual que lo encierra en un mundo de tinieblas, se las arregla para dejar en el tatami aun a competidores convencionales. No es un súper atleta, apunta tajante. Es un deportista de alto rendimiento que pretende demostrarse a sí­ mismo, antes que a nadie, sus capacidades y que la adversidad que le plantea la vida no es suficiente para postrarlo. Es más bien el motor que lo impulsa a no dejarse caer y que a diario alimenta con apoyo de su familia.

Sus padres, Ana Marí­a Sánchez e Hilario ívila, también judocas desde que supieron del mal que aquejaba a Eduardo, quien tiene dos hermanos, le mostraron un cariño especial y le enseñaron a valerse por sí­ mismo, lo cual hizo de él un orgulloso campeón de la especialidad. El ganador del Premio Nacional de Deportes 2014 (PND) tiene una doble vida. Además de ser un excepcional competidor de talla mundial, estudia una maestrí­a en mercadotecnia integral en la Universidad Anáhuac, con buenas calificaciones, por lo que si tuviera que alejarse del deporte ”“que no piensa en eso por ahora”“ tiene los conocimientos adecuados para emprender otra exitosa actividad.