El Gobierno británico anuncia el…

El secretario del Tesoro George Osborne ha anunciado que el Gobierno británico impondrá el así­ llamado “impuesto del azúcar” a las bebidas refrescantes.

La medida, que ya está en vigor en paí­ses como Francia, Italia o México, está destinada principalmente a combatir los altos niveles de obesidad infantil. El Gobierno británico pasará factura directamente a los fabricantes, en vez de exigir un “sobreprecio” a los consumidores. La medida se aplicará inicialmente en dos bandas: para bebidas con más de 5 gramos de azúcar por 100 mililitros y con más de 8 gramos (que afectará sobre todo las bebida anunciadas como “deportivas” o isotónicas). El impuesto no entrará en vigor hasta dentro de dos años, para dar tiempo a los fabricantes, pero figura ya entre las principales novedades del presupuesto del 2016. Con el nuevo impuesto se espera recaudar al año unos 520 millones de libras (660 millones de euros) que irán destinados a programas de promoción del deporte en las escuelas. Los zumos de fruta, las bebidas lácteas y las de pequeños productores quedarán excluidas. En el momento de anunciar la medida en el Parlamento, George Osborne aseguró que los niños británicos de cinco años consumen hoy por hoy el equivalente a su peso en azúcar todos los años. Los expertos predicen que la tendencia actual puede traducirse en sobrepeso y obsesidad para el 50% de los niños y el 70% de las niñas de la próxima generación. El anuncio ha sido celebrado por las autoridades médicas, que llevaban varios años reclamando una medida similar. “Toda la evidencia que tenemos demuestra que un impuesto sobre las bebidas azucaradas se traduce en una disminución de su consumo”, llegó a declarar ante el Parlamento británico la doctora Alison Tedstone. Otro de los grandes impulsores de la medida ha sido el chef Jamie Oliver, que lanzó su campaña Sugar Rush y defendió también en el Parlamente la imposición de un impuesto del 20% a las bebidas refrescantes. El famoso chef denunció los subterfugios usados por las grandes compañí­as de alimentación -comparable a las del tabaco- para negar los efectos en la salud de los niños (desde la obesidad a la diabetes de tipo 2), llegar a ellos con las estrategias engañosas de marketing y manipular la información que se ofrece en lo envases para ocultar el altí­simo contenido de azúcar (de ocho a quince cucharadas en bebidas de 250 mililitros). “El impuesto del azúcar no sólo servirí­a para reducir el consumo de los productos dañinos para de nuestros hijos, sino que también pondrí­a a las todopoderosas compañí­as en su sitio y en el nombre de la salud pública”, terció Oliver, que habló de la tendencia imparable que se está abriendo paso en todo el mundo