El envejecimiento celular aumenta el riesgo de infarto un 50 por ciento
Investigadores daneses han estudiado la relación entre el acortamiento de los telómeros -extremos de los cromosomas que forman las células del cuerpo-, que se produce con el envejecimiento celular, y su relación con el riesgo de infarto y la muerte prematura. Así, han observado que si la longitud del telómero era corta, el riesgo de infarto y muerte prematura aumentaba en un 50 por ciento y un 25 por ciento, respectivamente.
El estudio, publicado en ‘Arteriosclerosis, Thrombosis and Vascular Biology’ de la Asociación Americana del Corazón, ha sido llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Copenhague sobre una población de 20.000 personas, a las que se les asilo el ADN, con un seguimiento de casi 19 años.
Los investigadores analizarón la longitud específica de sus telómeros, un parámetro que sirve para medir el envejecimiento celular, ya que se sabe que se acortan con el paso del tiempo y también en función de determinadas opciones de estilo de vida, como el tabaquismo y la obesidad.
Por tanto, “el riesgo de infarto o de muerte prematura está presente tanto si los telómeros se han acortado debido al estilo de vida como si se debe a la edad avanzada del individuo”, explica el catedrático clínico de Epidemiología Genética, Borge Nordestgaard, de la Facultad de Ciencias Médicas y de la Salud de la Universidad de Cophenhague.
“Desde hace tiempo se sabe que el tabaquismo y la obesidad aumentan el riesgo de sufrir cardiopatías. Ahora hemos demostrado la hipótesis de que este incremento del riesgo está directamente relacionado con el acortamiento de los telómeros protectores, así que se puede decir que el tabaco y la obesidad envejecen las células de nuestro organismo, de la misma manera que lo hace el paso del tiempo”, añade.
Según los investigadores, este hallazgo ofrece a los médicos un método para comprobar en el futuro el verdadero estado de salud celular de una persona. Aunque, según Nordestgaard, “en futuros estudios se tendrá que demostrar el mecanismo molecular mediante el cual el acortamiento de los telómeros provoca infartos”.
Otra posibilidad que abre el estudio es permitir a los médicos de cabecera realizar unos sencillos hemogramas para comprobar la longitud de los telómeros de una persona y, así, establecer el grado de desgaste y envejecimiento celular.
Como curiosidad, el estudio reveló que uno de cada cuatro daneses tiene telómeros tan cortos que no sólo fallecerán antes de lo previsto según las estadísticas, sino que su riesgo de sufrir un infarto también aumenta en casi un 50 por ciento.