La diversidad constituye una excelente oportunidad para incidir positivamente en el aprendizaje del grupo. La condición es entender que todos y cada uno de los niños y niñas tienen un camino por recorrer, y estar dispuesto a acompañarlos a todos en su proceso de mejora.

En relación a esto, hoy desde FAMMA-Cocemfe Madrid vamos a hablar sobre “El Efecto Pigmalión” y su influencia hacia el camino de una educación inclusiva, en el que se deje de ver la discapacidad como el aspecto limitante y se considere un cambio en el ambiente y la cultura, ya que en ocasiones son estos los elementos que limitan el desarrollo integral de las personas con discapacidad.

¿QUÉ ES “EL EFECTO PIGMALIÓN”?

El efecto Pigmalión se conoce como la influencia que una persona puede ejercer sobre otra, basada en la imagen que esta tiene de ella.  Sus creencias podrán influir en el rendimiento del otro, de esta manera se buscará que sus expectativas sean ciertas y se hagan realidad con conductas que tiendan a confirmarla.

Hablar de este efecto en el ámbito educativo implica comprender que el papel del docente es primordial a la hora de favorecerlo dentro de los grupos escolares, y ser verdaderos promotores de la educación inclusiva.

LA ACTITUD DOCENTE: LA IMPORTANCIA DEL FEEDBACK

Los docentes proyectan continuamente sus creencias hacia su alumnado en la interacción diaria del aula, incluso sin ser conscientes de ello.

En este punto se destaca la actitud docente hacia su alumnado y la diversidad de este. Es decir, el punto de vista que el docente ponga sobre el alumnado en general, con discapacidad en particular, influirá en su práctica docente, así como en el vínculo con ellos. Esto favorecerá la implementación de estrategias y actividades incluyentes o, por el contrario, se convertirá en una barrera para el aprendizaje y desarrollo de su alumnado.

La actitud se compone de tres dimensiones:

• Cognoscitiva = percepciones, creencias e información que se tiene sobre algo.
• Afectiva = sentimientos a favor o en contra de algo.
• Conductual = tendencia a reaccionar hacia algo de una cierta manera.

En este sentido, veamos una serie de ejemplos que dan pie al efecto Pigmalión, es decir, a la percepción positiva por parte del alumnado de las actitudes que los docentes tienen sobre él:

• Refuerzos positivos con sonrisas, miradas cómplices, trato amable… ante el esfuerzo realizado por el alumno, ya que hay que valorar todo el proceso, no solo el resultado.
• Apuesta por los grupos de trabajo cooperativos heterogéneos, mostrando confianza en que todo el alumnado aporta y enriquece al grupo, lo que a su vez crea un clima afectivo entre iguales.
• Expectativas realistas y acordes a cada uno, potenciando el alcance de nuevos retos mediante el andamiaje y la guía docente.

Esto no quita el hecho de dejar de lado la realidad, y la necesidad que tenemos todas las personas de aprender a través de las críticas constructivas, ya que estas también son una buena muestra de la confianza en las capacidades del otro.

Ahora bien, en ocasiones, y pudiendo no ser conscientes de ello, podemos generar el efecto contrario si actuamos de la siguiente manera:

• No ofrecer oportunidades para poner en práctica sus habilidades.
• Concebir los aciertos como casuales y no ofrecer refuerzo positivo.
• Plantear actividades con un nivel de exigencia inferior al del resto de iguales.
• Apartarlo del grupo-aula para trabajar de manera individual por pensar que así se potenciarán sus capacidades.

BENEFICIOS EN EL DESARROLLO INTEGRAL DEL ALUMNADO

Los logros que recoge esta imagen se pueden traducir en la siguiente afirmación:

Hacer consciente al alumnado de sus puntos fuertes y disfrutar de oportunidades para ponerlos en práctica permitirá a los niños y niñas sentirse competentes, de manera que, aunque en otras ocasiones tengan más dificultad que sus iguales, puedan afrontar las propuestas con una autoestima elevada, y por tanto con confianza en sí mismos. Y además, en la escuela, tan importante es el poder como el querer, por lo que si generamos en el alumnado una buena percepción de sus competencias, afrontarán los nuevos retos de forma motivada y se implicarán de forma activa en ellos.

 CONCLUSIÓN: ASPECTOS CLAVE

Por tanto, tras todo lo expuesto hasta ahora, solo queda resaltar los siguientes conceptos clave:

• Dejar de lado las etiquetas negativas.
• Ver la diversidad como una oportunidad y no un inconveniente. La heterogeneidad es enriquecedora.
• No poner el punto de mira en la persona con discapacidad, sino en las limitaciones que le puede provocar el ambiente para poder eliminarlas.
• Crear un clima de aula basado en la confianza mutua.