El detenido por intentar comprar…

En la imagen, personal sanitario durante un trasplante de órganos.El detenido por intentar comprar un hí­gado en España llegó a convencer a un total de nueve personas, desesperadas por su situación económica y dispuestas a arriesgar su vida por la promesa de 40.000 euros. No obstante, el estricto protocolo español de trasplantes abortó en su primer filtro el fraude.

“Se trata de la primera operación relacionada con tráfico ilegal de órganos en España, un delito prácticamente nulo en nuestro paí­s”, afirmó el director general de la Policí­a, Ignacio Cosidó, quien junto al director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Rafael Matesanz, y la inspectora jefe de Policí­a Judicial de Valencia, Esther Maldonado, explicaron cómo se habí­a desarrollado la operación. Mientras tanto, los cinco detenidos por este caso se encuentran en estos momentos en libertad con cargos y el pasaporte retirado acusados de un delito de tráfico de órganos (cuya pena puede suponer hasta 12 años de cárcel) en una investigación que ahora está llevando a cabo el Juzgado de Instrucción Número 3 de Valencia.

El comprador es un ‘influyente’ y rico alcalde libanés, de 61 años, con una enfermedad hepática que necesitaba una porción de hí­gado. Viajó hasta Valencia recomendado por autoridades sanitarias de su paí­s por la fama mundial de España en éste y otros tipos de trasplantes. Lo que no imaginaba es que también goza de unas garantí­as y unos sistemas de seguridad a la misma altura, precisamente, para combatir a personas como él. Una clí­nica privada examinó a los nueve candidatos en poco tiempo y con pruebas muy especí­ficas pero no vio sospechas. Este hombre, apoyado en dos familiares libaneses y dos palestinos residentes en la Comunidad Valenciana, buscó a su ví­ctima entre inmigrantes indocumentados y con grandes necesidades económicas de centros religiosos musulmanes y entre terceras personas relacionadas con ellos.

Una vez que consiguió embaucar a nueve inmigrantes realizó su particular casting en una clí­nica privada de Valencia para encontrar al donante ideal, con pruebas médicas con un coste total de 12.000 euros y que fue pagado y enmascarado a través de una empresa radicada en Alicante.

Tras este análisis, el donante compatible fue un ciudadano rumano, que aceptó la oferta de 40.000 euros dada su maltrecha situación económica. El siguiente paso se dio en el Hospital Clí­nic de Barcelona (uno de los tres hospitales españoles capaces de afrontar un trasplante así­), donde comprador y donante se toparon con un férreo sistema de control que desmanteló su coartada. En el primer filtro, el coordinador de trasplantes del hospital detectó que no habí­a garantí­as de que el rumano fuera familiar ni allegado del receptor, aunque se inventaran un lejano ví­nculo familiar. Asimismo, tampoco habí­a pruebas de que se trataba de un gesto altruista. Por lo tanto, se descartó la intervención.

Lo curioso de este caso es que una vez se rechazó el trasplante, el personal del hospital sugirió la posibilidad de que el donante fuera finalmente el hijo del comprador libanés. Pese a que habí­a sido considerado en Lí­bano como no compatible, los médicos españoles descubrieron que sí­ lo era y, así­, el pasado mes de agosto se llevó a cabo el trasplante con éxito.

Por último, preguntado sobre si puede haber más casos, el director de la la Organización Nacional de Trasplantes ha asegurado que estamos ante el único que se ha producido hasta la fecha en España. Aunque existen anuncios de ofertas de compraventa de órganos en Internet, Matesanz ha subrayado que en realidad esconden un fraude y no una operación real de tráfico ilegal.