El deportista paralí­mpico Daniel Molina…

En la imagen, Daniel Molina.El triatleta ha sido subcampeón del mundo de triatlón y de acuatlón en el año 2012, campeón del mundo de acuatlón 2013, subcampeón del mundo de triatlón en 2013 y tercero en el campeonato de Europa de este año 2014. Ahora tiene como principal objetivo revalidar su tí­tulo de campeón del mundo en Canadá en septiembre.

Daniel Molina dio el pasado sábado en la Casa de la Cultura de Trillo una lección de humanidad y superación personal. Siempre le gustó el deporte. Siendo un niño, y cuando su familia viví­a en Canarias, practicaba natación. A los 4 años disputó su primera competición. Un tiempo después, ya con la residencia familiar en Alcalá de Henares, continuó unos años con el agua, que alternarí­a posteriormente por otros deportes como tenis, atletismo, windsurf o esquí­. Cuando tení­a sólo 22 años, sufrió un terrible accidente de moto que casi le cuesta la vida. “Los médicos le dijeron a mi hermana que no entendí­an como podí­a estar vivo, por la gravedad extrema de las lesiones que sufrí­”, dice el deportista. Su juventud, tremenda fortaleza fí­sica, y probablemente el deporte que habí­a practicado, le hicieron volver del otro lado. Su fuerza mental le hizo comprender y aceptar su nueva situación ”“tuvieron que amputarle la pierna derecha por debajo de la rodilla- en un tiempo récord. “Me cambió la vida. El primer año fue muy duro. Me tuve que acostumbrar a mi discapacidad, pero enseguida lo vi como una segunda oportunidad, después de haber estado tan cerca de la muerte. Fui positivo, pensé que tení­a suerte y seguí­ adelante”, explicó ayer en Trillo. Lo logró después de 14 operaciones y más de un año de recuperación.

De nuevo el deporte le ayudó a rehacer su vida. Retomó la natación, disciplina para la que está particularmente dotado, y se convirtió en deportista paralí­mpico en Atenas 2004. Su gran capacidad atlética aumentó progresivamente la osadí­a de sus metas. Descubrió el triatlón y hoy, con 39 años de edad, es un deportista profesional. Cuenta con una beca paralí­mpica y también con el patrocinio de varios sponsors que creen en él. De las tres pruebas, su favorita es la natación (750 metros). “Saco mucha ventaja a mis competidores en el agua”, dice. Un problema en la rodilla hace que sufra sobre la bicicleta (20 kilómetros). “Mi prótesis está adaptada, pero pierdo mucha potencia”. En la última prueba, la carrera (5 kilómetros), tiene una de las mejores marcas de su categorí­a.