El 'corta y pega' genético,…

Fue la técnica por la que Emmanuelle Charpentier, francesa, y Jennifer Doudna, estadounidense, recibieron este año el premio Princesa de Asturias de Investigación, y ahora la revista Science la eleva al número uno del listado de los descubrimientos cientí­ficos del año. No es para menos, la herramienta denominada CRISPR-Cas9, comúnmente conocida como el corta y pega genético, está enamorando a investigadores de todo el mundo por su plasticidad, facilidad de uso y bajo coste.

Por eso y porque gracias a este procedimiento ahora están más cerca curar enfermedades para las que no hay terapias o, incluso, prevenirlas en un individuo y en las siguientes generaciones, algo para lo que ya hay recelos éticos porque esto implica actuar sobre el embrión, para modificar su ADN.

Pero su aplicación no se limita a la salud sino que también tendrá impacto en el consumo y en la producción de alimentos. Aunque tendrí­amos que remontarnos al origen para explicar esta técnica y otras que la precedieron, en este caso vamos a empezar por el final que es el ahora y parte de lo que muchos cientí­ficos se atreven a predecir de lo que se podrá hacer con ella en el futuro. “Estas nuevas herramientas nos permiten hacer algo que ni siquiera habí­amos soñado: Podemos reproducir una mutación (causante de una enfermedad) de José Ramí­rez, por poner un ejemplo, en un ratón.

Es decir, podemos tener ratones avatares de un paciente y estudiar con ellos qué pasa con esa variación genética y cómo tratarla en esa persona en concreto”, explica Lluis Montoliu, del Centro Nacional de Biotecnologí­a (CNB) del Consejo Superior de Investigaciones Cientí­ficas (CSIC), cuyo laboratorio fue el primero en España en utilizar la CRISPR-Cas9.

Si en algún campo está impactando esta tecnologí­a es en el de las enfermedades raras, señala. “Porque hay muy pocos pacientes y muchas patologí­as que suelen estar generadas por mutaciones en uno o en varios genes. Antes se necesitaba mucho tiempo para estudiar sólo una de las variaciones del genoma responsables de estas enfermedades pero ahora, en pocas semanas, se puede reproducir la mutación en un ratón y ver qué pasa”. El área donde él aplica esta herramienta es en el campo de las enfermedades hipopigmentarias (albinismo) y en las alteraciones visuales asociadas a este trastorno. No obstante, recuerda el principio de cautela a la hora de transmitir esta información. “Todaví­a no estamos en el tratamiento de pacientes, pero esta técnica lo acerca mucho más”, afirma Montoliu.