El 60% de las defunciones están causadas por cáncer, por enfermedades del corazón, enfermedades cerebrovasculares y enfermedades crónicas de las ví­as respiratorias inferiores, según un informe que publicó el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad en su página web con el tí­tulo de Patrones de mortalidad en España.

El informe indica que en 2011 se produjeron un total de 387.911 defunciones, lo que supone una tasa de mortalidad bruta de 841 defunciones por cada 100.000 habitantes. La evolución del riesgo de mortalidad, estimada en base a la tendencia en las tasas de mortalidad ajustadas por edad, mostró un descenso del 1,1% entre 2010 y 2011. También se desprende del trabajo que la tasa de mortalidad ajustada por edad en 2011 fue un 76% superior en hombres que en mujeres y que las diez principales causas de muerte en este periodo fueron por cáncer, enfermedades del corazón, enfermedades cerebrovasculares, enfermedades crónicas de las ví­as respiratorioas inferiores, enfermedad de Alzheimer, accidentes no intencionales, diabetes mellitus, neumoní­a, nefritos, nefrosis, sí­ndrome nefrótico, enfermedad hipertensiva, enfermedad crónica del hí­gado y cirrosis hepática.

En relación a estas causas, se muestra que el 60% de las defunciones se deben a las primeras cuatro causas de muerte, que son cáncer, enfermedades del corazón, enfermedades cerebrovasculares y enfermedades crónicas de las ví­as respiratorias inferiores. En los últimos diez años (2001-2011), la enfermedad de Alzehimer, la enfermedad hipertensiva, la enfermedad de Parkinson y la enfermedad vascular intestinal mostraron un aumento en la tasa de mortalidad ajustada por edad.

Por su parte, las causas de muerte atribuibles al tabaquismo descendieron un 12,5% en hombres en los últimos diez años y aumentó un 57,1% en mujeres. En lo que se refiere al alcohol, las tasas de mortalidad no presentaron ningún cambio con respecto a las de 2001. El estudio también refleja que la mortalidad infantil en el año 2011 fue de 3,2 defunciones en menores de un año por 1.000 nacidos vivos, lo que supone un descenso de un 21,8% con respecto al año 2001. Los menores murieron en 2011 principalmente por malformaciones congénitas, deformidades, anomalí­as cromosómicas, sepsis bacteriana del recién nacido, hipoxia intrauterina y asfixia al nacimiento, entre otras causas.