El abuso de fritos engorda…

El consumo de alimentos fritos más de cuatro veces a la semana provoca el doble de efecto en el í­ndice de masa corporal (IMC) en aquellas personas con la puntuación de riesgo genético más elevada en comparación con los individuos que presentan puntuaciones más bajas, según concluye una investigación que se publica en ‘British Medical Journal’. En otras palabras, la composición genética puede amplificar los efectos de una mala dieta, dice un editorial acompañante.

Es bien conocido que tanto el consumo de alimentos fritos y variantes genéticas se asocian con la adiposidad (grasa), pero no se ha examinado la interacción entre estos dos factores de riesgo en relación con el í­ndice de masa corporal y la obesidad. Así­, un equipo de investigadores de Estados Unidos, encabezado por Lu Qi, profesor asistente en la Escuela de Salud Pública y Escuela Médica de Harvad, en Cambridge, Massachusetts, y el Hospital Brigham y de Mujeres en Boston, analizó las interacciones entre el consumo de alimentos fritos y el riesgo genético asociado con la obesidad en más de 37.000 hombres y mujeres que participan en tres grandes ensayos de salud estadounidenses.

Los autores de este trabajo utilizaron cuestionarios de frecuencia alimentaria para evaluar el consumo de alimentos fritos, tanto en el hogar como fuera de casa, y una puntuación de riesgo genético basada en 32 variantes genéticas conocidas asociadas con el IMC y la obesidad. Además, identificaron tres categorí­as de consumo de alimentos fritos: menos de una vez a la semana, de una a tres veces y cuatro o más veces semanales. Las puntuaciones de riesgo genético oscilaron entre 0 y 64 y los que registraron una puntuación más alta tení­an un IMC más elevado. Se evaluó la altura y el peso corporal al inicio de los ensayos, además de pedir información sobre el peso en cada cuestionario de seguimiento y recoger datos sobre el estilo de vida, como la actividad fí­sica y el tabaquismo.