De enfermero en su propia ambulancia a Super Mario en un coche de carreras. A pesar de que, a sus nueve años, C. M. es usuario de silla de ruedas, no tiene problemas a la hora de disfrazarse y salir a pedir caramelos de puerta en puerta durante la noche de Halloween.

De esta tarea se encarga su madre C. quien, todos los años, hace posible que el pequeño se transforme en sus personajes favoritos haciendo uso de su creatividad y de su habilidad para los trabajos manuales.

La historia de C.M. comenzó en 2013, año en que vino al mundo y los médicos le diagnosticaron una malformación congénita llamada Espina Bí­fida e Hidrocefalia (la cual le impedí­a andar). Desde aquel momento sus padres se han propuesto hacer que la vida del pequeño sea lo más sencilla y natural posible. Y Halloween no iba a ser una excepción. Por ello, hace varios años C., la madre, se propuso elaborar un disfraz para esta fiesta en el que la silla de ruedas de C.M. fuera un elemento más del traje. Así­ pues, con una gran dosis de imaginación ha conseguido que, en las últimas noches de brujas, su pequeño haya lucido ”“entre otras cosas- como Batman (junto a su batmóvil) o como Buzz Lightyear junto a su nave espacial.