Desarrollan un enfoque prometedor para…

Cientí­ficos de la Universidad de Rochester (EE.UU.), han revertido los sí­ntomas de la distrofia miotónica muscular en ratones, mediante la eliminación de la acumulación de ARN tóxico en las células musculares. El trabajo, llevado a cabo por el Centro Médico de la Universidad de Rochester, Isis Pharmaceuticals y la compañí­a biotecnológica Genzyme, ha sido publicado en la revista Nature.

Después de administrar compuestos experimentales antisentido -terapia basada en el empleo de oligonucleótidos expresamente diseñados para bloquear la acción de determinados genes- a ratones, dos veces a la semana, durante cuatro semanas, los sí­ntomas de la enfermedad se retrasaron hasta en un año -una porción significativa de la vida útil del ratón. Los investigadores afirman que este trabajo es un avance alentador contra la distrofia miotónica, una de las formas más comunes de distrofia muscular, aunque señalan que aún es pronto para saber si el enfoque puede ser aplicado a pacientes humanos.

Sin embargo, los autores son optimistas, y señalan que el compuesto es muy eficaz para revertir la enfermedad. “Estos resultados nos ofrecen la posibilidad de desarrollar un tratamiento que pueda alterar fundamentalmente la enfermedad”, afirma el autor principal, Charles Thornton, neurólogo de la Universidad de Rochester, quien añade que es demasiado pronto para saber si este tratamiento funciona tan bien en las personas como en el laboratorio. Por desgracia, en la investigación biomédica, hay ejemplos anteriores de compuestos que funcionaron en ratones, pero no en las personas”.

La distrofia miotónica es una enfermedad hereditaria que se caracteriza por debilidad muscular progresiva, y rigidez; finalmente, muchos pacientes desarrollan dificultad para caminar, tragar y respirar -la enfermedad también puede afectar a otros órganos, como los ojos, el corazón y el cerebro. Si bien existen medicamentos para tratar algunos de los sí­ntomas de la enfermedad, no hay ningún fármaco para detener su progresión.

El reciente avance se produce una década después de que varios cientí­ficos, entre ellos Thornton, descubrieran que el defecto genético que causa la enfermedad funciona de forma diferente que en otras enfermedades hereditarias, en las que una falla genética significa que una importante proteí­na no se produce correctamente. Sin embargo, en la distrofia miotónica, el defecto tiene lugar en la creación de un ARN mensajero anormal, que se acumula en el núcleo, impidiendo que las proteí­nas hagan su trabajo. Una de las proteí­nas afectadas es la MBNL1, que ayuda a crear canales de cloruro, importantes para el control eléctrico de los músculos. Cuando este proceso se frustra, los músculos enví­an señales eléctricas errantes, causando los sí­ntomas de la enfermedad.

El nuevo enfoque explota la raí­z de estos defectos, aprovechando una enzima cuya función es cortar trozos de ARN. Trabajando en estrecha colaboración con cientí­ficos de Rochester y Genzyme, los cientí­ficos de Isis crearon compuestos sintéticos -fragmentos cortos de ADN modificados quí­micamente- que se unen al ARN tóxico, haciéndolo vulnerable a la acción de una de las enzimas propias del cuerpo, la RNasa H. Gracias a estos compuestos antisentido, los sí­ntomas de los ratones enfermos se invirtieron; el nivel de ARN tóxico se redujo en más del 80 por ciento, la rigidez en los músculos disminuyó drásticamente, la estructura microscópica del músculo mejoró, y la señalización eléctrica muscular volvió a la normalidad.

Los compuestos desarrollados se denominan ‘antisentido’ porque su código genético es la imagen especular de una hebra de ARN, conocida en la jerga cientí­fica como molécula ‘sentido’. El compuesto antisentido se adhiere a los ARN precisos, que forman parte del gen de la distrofia miotónica, sin afectar a otros miles de ARN de vital importancia. Si bien la tecnologí­a antisentido ha sido estudiada desde hace dos décadas, no ha sido eficaz en la eliminación de ARN en las células musculares, hasta ahora.

Por lo tanto, los nuevos resultados de esta investigación están creando entusiasmo entre los cientí­ficos que estudian las enfermedades neurodegenerativas. “En base a los datos preclí­nicos del nuevo estudio, hemos iniciado un proyecto de desarrollo de fármacos para tratar la distrofia miotónica, trabajando junto al equipo de Thornton, para identificar un fármaco antisentido, y comenzar así­ las pruebas clí­nicas”, concluye Frank C. Bennett, Vicepresidente de Investigación en Isis Pharmaceutical.