David Rivas, el primer europeo…

 David Rivas en el interior de su coche adaptado.‘El coche me ha supuesto mucha libertad’. Son las palabras de David Rivas, un joven que carece de extremidades superiores, y que se ha convertido en el primer europeo en conducir un turismo adaptado sólo con los pies. Rivas, que demostró a Tráfico y a sí­ mismo que puede conducir de esta forma, acaba de hacerlo ahora ante la sociedad.

Rivas se sacó el carné de conducir en julio de 2011, cuando tuvo que dejar Madrid e instalarse en Basauri (Vizcaya) durante un mes para asistir a las clases de la única autoescuela que le ofertaba la formación con un vehí­culo adaptado a sus necesidades. Ahora, año y medio después, el madrileño dispone ya de su propio coche, un turismo cedido por Ford y DKV, totalmente adaptado a sus necesidades.

Según declaró ayer el propio Rivas, poder conducir y contar con coche propio le supone ‘libertad, mucha libertad’, ya que le da la posibilidad de desplazarse donde quiera, ‘de la mejor manera posible’. Tener coche ‘es conseguir la libertad’, algo que para los ciudadanos con discapacidad ‘es superimportante, dado que el transporte público no está adaptado’, relató David Rivas.

El vehí­culo adaptado cuenta con cuatro dispositivos en la zona de los pedales, que se activan con ambos pies, y con un joystick que funciona como volante para manejar la dirección. Para conseguir que sus pies sean sus manos en el coche, Rivas ha practicado mucho con videojuegos y se ha ayudado, también, de la voz, puesto que algunas funciones las activa hablando.

No obstante, un coche de estas caracterí­sticas tiene un coste elevado, ya que a los 25.000 euros del precio del vehí­culo hay que sumar los 40.000 de la adaptación (depende del grado de discapacidad).

En el trabajo, como en la vida, Rivas demostró siempre mucha capacidad de superación y así­ lo reconoció el presidente de DKV Seguros, Javier Vega, quien aseguró que para la compañí­a es ‘una satisfacción poder estar a su lado cada vez que supera un nuevo reto’ y, si es posible, como en este caso, implicarse ‘en sus desafí­os’.