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Investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) han elaborado un estudio junto a cientí­ficos de la Universidad Pompeu Fabra y de la Universidad de Tampere (Finlandia) que concluye que la regulación de los lí­pidos de las membranas neuronales podrí­a ser “clave” en enfermedades como el alzhéimer y el párkinson.

El estudio, que ha sido publicado en la revista ‘Scientific Reports’, asociada a ‘Nature’, ha empleado herramientas informáticas y señala que los lí­pidos poliinsaturados pueden alterar la velocidad de unión de dos tipos de receptores involucrados en algunas enfermedades del sistema nervioso, como el párkinson o el alzhéimer. Ha sido mediante “microscopios computacionales” como estos cientí­ficos han demostrado que una disminución de estos lí­pidos en las membranas neuronales afecta directamente a la velocidad de unión de los receptores de dopamina y adenosina. Hasta ahora, distintos estudios habí­an demostrado que el perfil lipí­dico cerebral de personas con enfermedades como el alzhéimer y el párkinson es muy distinto al de personas sanas. Estos estudios mostraban que los niveles de un ácido graso poliinsaturado presente en las membranas neuronales son considerablemente más bajos en el cerebro de los individuos enfermos. Los investigadores creen que esta diferencia en la composición lipí­dica de las membranas podrí­a alterar la forma en la que ciertas proteí­nas interactúan entre ellas. Según Jana Selent, investigadora del grupo de Farmacoinformática del IMIM y la Pompeu Fabra, “recientemente se ha descubierto que el complejo proteico formado por la unión de los receptores de dopamina y de adenosina, dos GPCRs claves en diversos procesos cerebrales, podrí­a ser una potencial diana terapéutica en enfermedades neurodegenerativas como el párkinson o el alzhéimer”. El siguiente paso es desarrollar ví­as de intervención terapéutica enfocadas a regular la unión de estos receptores, ya sea a través de la composición de los lí­pidos de la membrana o diseñando nuevos lí­pidos que tengan un efecto modulador en esta velocidad de unión. Aun así­, los expertos afirman que el reto más importante a corto plazo reside en estudiar el impacto real de disminuir o aumentar la velocidad de formación de este complejo proteico.