Calor y 'quimio' contra el…

Si por separado las altas temperaturas, por un lado, y los medicamentos antineoplásicos, por otro, se han mostrado eficaces para combatir las células cancerí­genas, ¿por qué no tratar de unir ambos mecanismos de acción? El resultado de esta estrategia combinada es un nanofármaco desarrollado por investigadores españoles que en sus primeras fases de experimentación y en el laboratorio se ha mostrado especialmente eficaz en cultivos celulares de glioma (un cáncer del sistema nervioso), al registrar una mortalidad celular del 70%.

El medicamento es el resultado de un trabajo conjunto del Instituto de Tecnologí­a Quí­mica (ITQ) de Valencia, el Instituto de Bioingenierí­a de la Universidad Miguel Hernández de Elche y el Centro de Investigación Biomédica en Red en Bioingenierí­a, Biomateriales y Nanomedicina. Como apunta Pablo Botella, investigador del ITQ, se encuentra en una fase muy embrionaria. “Ahora, tras una etapa de estudio en cultivos celulares, se está planificando el desarrollo de la fase preclí­nica en animales con gliomas y cáncer de piel. Aún es pronto para pensar en aplicaciones en humanos”, advierte

El fármaco que han diseñado se compone de agregados de minúsculas nanopartí­culas de oro cubiertas de una pelí­cula de sí­lice porosa donde se alojan las moléculas de un fármaco antitumoral (campototecina).

De la acción fototérmica se encargan las nanopartí­culas de oro. Estos minúsculos racimos tienen la facultad de absorber la luz emitida a una longitud de onda de 800 nanómetros (es luz infrarroja, el rojo está en longitudes entre 600 y 700) y convertirla en calor. Pero para destruir células malignas con altas temperaturas hace falta seguir dos pasos: primero hay que introducir las partí­culas en la célula que se desea atacar y, luego, calentarlas.

Los investigadores resolvieron el primer paso alojando el nanofármaco en cultivos de células cancerosas para que las células absorbieran las partí­culas (de tan solo entre 100 y 150 nanómetros). Para el segundo, recurrieron a un láser de uso biomédico. Emitieron haces de luz a la longitud de onda adecuada (800 nanómetros), un procedimiento inocuo para los tejidos orgánicos, pero mortal para las células con micropartí­culas de oro en su interior. “El calor que generan las partí­culas como respuesta a la irradiación provoca la evaporación del agua de las células, que literalmente estalla”, relata Botella.

La luz que emite el láser está muy focalizada, de forma que el barrido de rayos no alcanza a todas las células que han absorbido partí­culas. De ahí­ la importancia de la quimioterapia. “El fármaco antitumoral se libera al medio de forma que, aunque a nivel muy localizado y sin provocar efectos secundarios en otras zonas, amplí­a el marco de acción”, comenta el investigador del ITQ.

Botella explica que este procedimiento se ha experimentado con cultivos celulares de distintos tipos de tumores. “Los mejores resultados los hemos obtenido con células de glioma humano, un tipo de tumor blando muy difí­cil de extirpar”, señala Botella. “Y ello a pesar de emplear una baja dosis de fármaco y un tratamiento de láser suave”. Las conclusiones del trabajo se han publicado en la revista Dalton Transactions.

Existen distintos grupos de investigadores en el mundo que estudian las posibilidades que ofrece la actividad fototérmica de las nanopartí­culas de oro contra el cáncer.  “Hay un grupo que ya ha comenzado un ensayo clí­nico en fase I en humanos”, comenta Botella. “Sin embargo, nadie habí­a pensado hasta ahora en combinar este mecanismo de acción con los fármacos antineoplásicos como hemos hecho nosotros”.