Cádiz, escenario de debate sobre…

La paz en Colombia, la coca de uso tradicional, los afrodescendientes, la integración de los discapacitados y nuevas formas de lucha contra el narcotráfico son algunos de los asuntos que los gobernantes de América Latina plantearán en la Cumbre Iberoamericana de Cádiz.

En la XXII Cumbre de jefes de Estado y Gobierno iberoamericanos se quiere renovar las relaciones entre los paí­ses de los dos lados del Atlántico en coincidencia con el bicentenario de la Constitución de 1812. Sin embargo, como en todas estas reuniones anuales iniciadas en 1991 en Guadalajara (México), en la Cumbre de Cádiz habrá otros asuntos a debate por iniciativa de los participantes.

Uno de ellos será el diálogo entre el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para poner fin a casi 50 años de conflicto armado, que precisamente comenzará la ví­spera de la inauguración de la Cumbre. Las negociaciones propiamente dichas se iniciarán el 15 de noviembre en La Habana y, según dijo la semana pasada el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, si tienen éxito, beneficiarán a toda Iberoamérica.

«Que haya paz en Colombia ayudarí­a a que esta región tuviera menos motivos de fricción, a un panorama mucho más tranquilo», afirmó hace escasos dí­as Santos, quien dijo que llevará a la Cumbre el mensaje de que la paz hay que construirla dí­a a dí­a también «con polí­ticas sociales progresistas y audaces».

Ecuador, cuyo presidente, Rafael Correa, asistirá a la Cumbre, impulsa que los jefes de Estado y de Gobierno de la región declaren al 2013 como el «Año Iberoamericano para la Inclusión Laboral de las Personas con Discapacidad».

El presidente boliviano, Evo Morales, continuará en Cádiz una tradición que abrió en la Cumbre Iberoamericana de Madrid (1992) el entonces mandatario de su paí­s, Jaime Paz Zamora, que llegó a la capital española con una hoja de coca en la solapa para hacer comprender que «una cosa es la cocaí­na, que es mala, y otra es la hoja de coca, que es buena y originaria».

El actual ministro de Exteriores de Bolivia, David Choquehuanca, anticipó que el presidente Morales aprovechará su asistencia a la Cumbre de Cádiz para buscar apoyo para que el paí­s sea readmitido en la Convención antidroga de la ONU de 1961, que abandonó el año pasado, pero con una reserva sobre el veto que establece la ONU para el masticado de hojas de coca o «acullicu».

De drogas y cómo combatirlas querí­a hablar también en Cádiz el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, quien ha tenido que suspender su asistencia a la Cumbre debido a los graves daños causados por un terremoto que sacudió su paí­s el 7 de noviembre. Su representante en la Cumbre propondrá abrir una discusión global sobre la necesidad de buscar nuevas alternativas de lucha contra el narcotráfico.

Entre los temas que lleva en cartera la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, estará la cooperación en materia de seguridad y contra el crimen organizado, que en el caso del narcotráfico ha hecho de Centroamérica un trampolí­n para colocar drogas en EE.UU.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, aunque no lleva una propuesta en particular, según sus asesores, es probable que sus intervenciones se centren en la crisis económica y en cómo la están enfrentando, a su juicio de manera equivocada, los paí­ses más desarrollados.

Uruguay planteará en la Cumbre Iberoamericana la creación de un fondo de apoyo a los afrodescendientes como forma de colaborar a su desarrollo en América Latina y el Caribe.

El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, aprovechará el viaje a España para reunirse con empresarios españoles y «vender el paí­s como un lugar atractivo para inversiones», según manifestó el gobernante hace unos dí­as en un programa de radio.