Beber más de un refresco…

Cada vez hay más estudios que advierten sobre el estilo de vida occidental y especialmente sobre el tipo de alimentación. Si recientemente era la Organización Mundial de la Salud (OMS) la que advertí­a sobre los riesgos del consumo de carnes procesadas y su relación con el cáncer, un estudio que se publica en la revista «Heart» avisa que beber dos o más vasos de bebidas azucaradas al dí­a está relacionado con un mayor riesgo de insuficiencia cardí­aca, al menos en los varones.

No se trata de un pequeño estudio, sino de análisis realizado sobre más de 40.000 varones residentes en Suecia a los que han seguido durante más de 10 años. Y, aunque se trata de un estudio observacional por lo que no hay conclusiones definitivas sobre la relación causa y efecto, y como solo se ha llevado a cabo en hombres blancos mayores, por lo que los resultados pueden no ser aplicables a los grupos de edad más jóvenes, mujeres o ciertos grupos étnicos, los investigadores sugieren que sus datos puede tener importantes implicaciones desde un punto de vista de salud pública para recomendar dietas más saludables. Debido a que los efectos de las bebidas azucaradas son similares en hombres y mujeres, afirma a ABC Miguel Martí­nez-González, de la Universidad de Navarra, «los resultados serí­an extrapolable ya que existe un ”˜plausibilidad biológica”™».

Se calcula que la insuficiencia cardiaca afecta más de 23 millones de personas en todo el mundo. Constituye un problema sanitario de primer orden en nuestro España donde, aunque no hay cifras que permitan dimensionar su impacto con exactitud, se calcula que tiene una prevalencia del 5%. En cualquier caso, según la Sociedad Española de Cardiologí­a, representa la primera causa de hospitalización de mayores de 65 años y el 3% de todos los ingresos hospitalarios y el 2,5% del coste de la asistencia sanitaria. Y aunque la tasa de mortalidad por insuficiencia cardiaca ha ido reduciéndose en los últimos años, se estima que solo alrededor de la mitad de los diagnosticados con siguen vivos a los cinco años. Los hombres y los ancianos parecen tener un mayor riesgo.