Aktion T4, el programa secreto…

Con una carta firmada por Hitler se comenzó a materializar la locura de la ideologí­a nazi. Se trataba del programa Aktion T4 para ahorrar recursos económicos y reducir el número de pacientes considerados incurables en los hospitales. Empezó en enero de 1940 y terminó en agosto del 41.

Según Silvia Cutrera, miembro de la Agenzia per la Vita Indipendente, “la Aktion T4 era un programa secreto ideado por Hitler. El objetivo era eliminar a las personas con discapacidad, las personas que eran consideradas un peso para la sociedad”.

Los directores de los hospitales hicieron una lista donde escribí­an a las personas que según este programa no tení­an derecho a vivir. En la lista habí­a enfermos mentales, personas con discapacidad y cualquiera que no pudiera valerse por sí­ mismo.

En la sede central en Berlí­n analizaban los datos y decidí­an qué personas calificaban como “no productivas” y que por tanto tendrí­an que abandonar el hospital. Eran tantos que surgió un problema logí­stico y se creó una empresa de transporte con vehí­culos perfectamente camuflados. Los considerados incurables eran trasladados a viejos hospitales o cárceles abandonadas que habí­an sido adaptados para poder hacer experimentos con ellos y acabar con su vida.

“Se trasladaba a la gente con la excusa de llevarlas a un sitio donde podrí­an ser vistos por un especialista, donde podrí­an tener un tratamiento mejor. A la familia no se le comunicaba este traslado. En realidad, a la familia sólo le llegaba después un comunicado del fallecimiento”, asegura Cutrera.

En los nuevos centros, los pacientes eran engañados y se les sometí­a a un supuesto reconocimiento médico. Después pasaban a otra habitación donde pondrí­an fin a su vida. Fueron los comienzos de las cámaras de gas, un escándalo que hizo levantar las sospechas sobre todo cuando hubo un escape del primer centro.

Según Cutrera, “el humo llegó al exterior y las instalaciones estaban muy cerca de la aldea. La gente podí­a sentir el olor y comenzaron a hacerse preguntas. ¿Qué está sucediendo ahí­ dentro?”

La desconfianza se generalizó. Familias enteras escribí­an a los hospitales preguntando por su hijo, su sobrino, amigos, etc. La sospecha era tal que el mismo obispo de Mí¼nster, Von Galen, denunció las desapariciones de pacientes desde el púlpito.

Las protestas y presión social consiguieron cerrar aparentemente el programa Aktion T4 un año y medio después, tras 70.274 personas exterminadas. Aunque se terminó con este programa en agosto de 1941, el personal sanitario siguió practicando esta eutanasia salvaje. Entre ellos, acabaron con la vida de un primo de Benedicto XVI con sí­ndrome de Down.