Afrontar el CIBERACOSO desde casa

A pesar de los avances en inclusión de la sociedad, hay muchos menores con discapacidad que siguen presenciando situaciones de acoso escolar y ciberacoso precisamente por esta discapacidad. Al llegar los meses estivales muchos niños, niñas y adolescentes pueden liberarse del acoso escolar dentro del aula, pero hoy en día sigue a través de las redes sociales. El ciberacoso es el acoso o intimidación por medio de las tecnologías digitales. Esto busca atemorizar, enfadar o humillar a la víctima, como se explica desde la página de UNICEF. En esta entrada se pretende ofrecer estrategias para afrontar estas situaciones.

Son muchos los factores que influyen en el peligro del uso de las tecnologías, en especial, de las redes sociales como es el carácter inmediato de estas, haciendo que cualquier idea pueda ser publicada al momento sin tener tiempo de reflexionar sobre las consecuencias futuras. Además, este contenido puede quedar de forma permanente siendo visible para un amplio público durante un tiempo ilimitado.

¿Qué puedo hacer si mi hijo o hija está en esta situación?

La comunicación es clave para que tu hijo o hija tenga confianza para expresar lo que está pasando en su vida. Para conseguirlo debemos escucharle de forma activa, sin juzgarle y entendiendo que su realidad y vivencias son diferentes a las nuestras. Es relevante dejarle terminar sus frases, saber que ya no es un niño o niña y ahora hay que comunicarse desde otro ángulo. Interiorizar que lo que dice tiene importancia. Son más que estudiantes, por lo que nuestro tema de conversación con ellos o ellas no puede centrarse siempre en el ámbito académico. Podemos interesarnos por sus temas de interés, desde la curiosidad. Pueden ensañarnos sobre lo que desconocemos.

Por otro lado, si se observa que le cuesta expresar sus sentimientos, podemos ser ejemplo para que aprenda cómo se hace. La comunicación permite crear una relación entre ambos en la que cuando, desgraciadamente, surjan momentos de ciberacoso o acoso escolar el adolescente se vea con la suficiente fuerza para buscar respaldo en sus padres y pueda salir lo antes posible de esta situación.

Si no nos lo comunican directamente podemos estar pendiente de los cambios de humor o formas de actuar, si se muestran más irascibles, nerviosos o su calidad del sueño empeora pueden ser signos de alerta de que algo no va bien en algún aspecto de su vida.

Como acciones preventivas o de refuerzo, podemos educar en el respeto y sensibilizar contra cualquier tipo de violencia desde el ejemplo de tus actos. Consiste en trabajar sobre las violencias en general que inundan nuestra sociedad, pero que se reflejan en el mundo virtual,  las redes sociales se hacen eco de lo que sucede en la sociedad, hay que hacerles frente en el día a día en el colegio y sus círculos cercanos. Las redes son solo una herramienta.

Un ejemplo de lo anterior podría ser que frente a los testimonios de personas que han sufrido violencias, ya sean acoso escolar, ciberacoso u otro tipo de violencias cabe mostrar una actitud de escucha y comprensión sin juicios. Además de esto, el sentimiento de culpabilidad suele estar presente en la víctima. Sabiendo esto, aunque parezca evidente, no sobra exponer delante del menor que en ningún caso esta situación es responsabilidad de quien está sufriendo el ciberacoso sino del agresor.

Diferenciar entre broma y acoso es conveniente para saber poner banderas rojas. Enseñarle que si esa broma le ha herido o ha hecho sentir incómodo, lo comunica y esto continua, puede tratarse de acoso.

Otro aspecto a tener en cuenta es que hoy en día tenemos la oportunidad de estar conectados en todo momento, pero esta ventaja se vuelve una obligación y una vía de control para muchas personas que sufren ciberacoso, pudiendo ser amenazadas con difundir comentarios peyorativos o difundir imágenes o conversaciones íntima si no contestan con la rapidez exigida.

Aunque no tengamos una cuenta en la red social mediante la cual nuestro hijo o hija está recibiendo el acoso virtual es conveniente indagar sobre ella e informarse sobre las soluciones a los problemas que plantea. Se pueden configurar los accesos a la cuenta de la red social, poner la cuenta privada para tener el control sobre con quién interactuar,  filtrar los comentarios en las publicaciones, bloquear cuentas o denunciarlas.

En concreto, la red social Instagram da la opción de bloquear al usuario o dejarle de seguir, lo que hace que esta persona no pueda ver más el contenido propio, pero puede darse la situación de que el adolescente piense que esto puede traer consecuencias negativas para él por lo que también podemos exponerle que existe la opción de restringir. Esta consiste en que de forma permanente o temporal el acosador no se dará cuenta de que la persona ha limitado su acceso a la cuenta, los comentarios que postee en una foto solo serán visibles para él mismo, pero no para el resto de la comunidad, tampoco podrán ver cuando se está en línea o cuando se han leído sus mensajes directos.  Podemos complementarlo con utilizar la lista de mejores amigos de Instagram para compartir contenido que solo verá un grupo reducido de seguidores a su elección o  elegir los grupos a los que puede ser añadido.

 

De forma paralela, se recomienda guardar como pruebas aquellos mensajes que están formando parte del acoso y guardar registros sobre las fechas y la constancia. Así como crear alianzas con el colegio e informar a los profesores para que acompañen e intervengan con las medidas necesarias para proteger al menor.
Si es un compañero o amigo de tu hijo o hija el que sufre este acoso y ese conocimiento llega hasta ti puede ser momento para mostrarle que no hay que mirar hacia otro lado sino que es la oportunidad para saber ayudar y cómo comportarse en esas situaciones.
Como padres podemos influir reforzando algunos aspectos que promuevan habilidades en nuestros hijos e hijas que les ayuden a combatir el ciberacoso, somos pilares claves para ellos, pero no es responsabilidad de los padres si eso sucede. De hecho, según un estudio realizado por la UNESCO a nivel mundial uno de cada tres adolescente sufre o ha sufrido acoso escolar.

 

Una vez que se pase la parte más grave o constante de la situación no hay que dejar de cuidar la conversación con tu hijo o hija aun después de haber pasado. Es imprescindible hacer un seguimiento de las medidas que se han tomado en el colegio y si se ha erradicado el acoso o solamente ha disminuido. Además, habría que observar qué secuelas, como inseguridades, miedos o formas de comportamiento, pueden quedar en él.

En un mundo cada vez más digitalizado en todas las etapas de la vida, cabe recordar en esta entrada que la OMS recomienda que a los niños menores de dos años no se les permita el acceso a las pantallas.

Guías y recursos interesantes para profundizar en el tema:

Pinchando en cada una de las imágenes tendrás acceso directamente al documento.

 


 

 

 

 

 

 

 

 

¿Conoces alguna herramienta que te haya servido para luchar contra el ciberacoso?