Jacques Audiard filma el amor…

Jacques AudiardJacques Audiard sale de la cárcel de Un profeta y se encuentra un mundo más agresivo si cabe en “De óxido y hueso, protagonizada por una Marion Cotillard discapacitada que, en cambio, analiza la inaccesibilidad del amor en tiempos de hostilidad y crisis. “El acto más valiente es la confesión amorosa”, asegura.

“Estar enamorado significa abandonarte en unos brazos que no son los tuyos y eso exige mucho valor. En esta pelí­cula, los personajes son valientes, pero han colocado su coraje en un sitio que no es el del amor y se ven invadidos y sorprendidos por un sentimiento que exige esta forma de abandono”, explica Audiard en una entrevista con Efe.

De óxido y hueso, que se estrena este viernes en las salas españolas, cambia la supervivencia sin ley de Un profeta o la poética dual de De latir mi corazón de ha parado por las piezas del exceso melodramático, con la ganadora del Óscar por La vie en rose en una silla de ruedas tras perder las piernas en uno de sus espectáculos como domadora de orcas en un parque acuático. Su apoyo tras la tragedia vendrá desde un lugar inesperado: desde un agresivo boxeador con antecedentes penales interpretado de manera muy corporal y salvaje por Matthias Schoenaerts, un personaje que rubrica la obsesión del director por la convivencia de nobleza y brutalidad.

“Ella es incapaz de amar antes del accidente, es como una princesa arrogante, y él no tiene las palabras del amor, tiene dificultades para expresarlo. Por tanto, el clí­max es cuando alcanzan a decir ‘te quiero'”, explica Audiard, que sintió la necesidad de cambiar de tercio tras el éxito de Un profeta, con la que fue nominado al Oscar y ganó el gran premio del jurado en Cannes.

“Cada pelí­cula crea su anticuerpo y tras Un profeta tení­a una frustración. Me faltaba espacio, luminosidad, mujeres… no habí­a amor y querí­a hacer una historia de amor, con un personaje femenino fuerte”, explica el realizador francés.
Pero la dirección grácil e intensa de Audiard evita la afiliación al cine de discapacitados fí­sicos de este 2012 como Intocable o Hasta la vista y desví­a la atención hacia otras carencias más universales y menos dadas a la compasión.

“Cortarle las piernas a Marion me hace desviar la mirada del acto amoroso. Mostrar el erotismo de esa manera”, explica un director en continua búsqueda de la emoción desnuda.

“El acto amoroso en el cine siempre es algo falso, como la violencia”, dice, y precisamente son esos dos conceptos “que no son exactamente un contrapunto” sobre los que pendula su nuevo filme, para el que ha buscado una sensibilidad marginal emparentada con el circo de Freaks: la parada de los monstruos, de Tod Browning.

“Me interesa la aparición del héroe como un personaje que no es gran cosa y, de repente, por sus acciones, por su voluntad, se supera a sí­ mismo y se convierte en un héroe. Es un héroe en tiempos de crisis, en tiempos de desposesión. ¿Qué se puede hacer cuando tienes solo medio cuerpo? ¿Cuando tienes que comer en las basuras? ¿Sigues luchando?”, se pregunta el realizador de, precisamente, “Un héroe muy discreto”.

Presentada en el último Festival de Cannes y ganadora en Valladolid de los premios al mejor director, mejor actor y mejor guion, “De óxido y hueso asume las reglas de su género y convive con el extremo sin pudor.
“Cuando realizas un melodrama tienes que pensar hasta qué punto lo puedes cargar de acciones, de conflictos, de sentimientos contradictorios. Tení­a la sensación de estar siempre jugando con los lí­mites”, reconoce.

“No sé lo que es el mal gusto, igual porque solo tengo mal gusto, pero la pelí­cula es sobre la emoción, la degradación… Cuenta cosas extraordinarias, poco creí­bles, ¿pero hasta dónde puedes llevar este tipo de cosas para que te sigan?”, explica un cineasta que, pese a entroncar con la mejor tradición de autores franceses, huye del malditismo.

“No sé si soy pesimista u optimista, pero me gustan los finales reconciliadores, los finales felices. No encuentro un interés en un final desgraciado. Si eso significa ser más moralista, lo acepto”, concluye.

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