El mercado laboral también discrimina:…

Persona con movilidad reducidaLas estadí­sticas sobre empleo revelan, de forma continuada a lo largo del tiempo, una tendencia clara al hablar de la empleabilidad de las personas con discapacidad: A mayor grado de discapacidad, menor posibilidad de lograr un contrato de trabajo. Tanto es así­ que la última encuesta del Instituto Nacional de Estadí­stica (INE) sobre esta materia recoge, de forma fehaciente, que mientras el 54,1 por ciento de las personas con un grado de discapacidad inferior al 45% está trabajando, solo el 13,3% de las que tienen un grado superior al 75% tiene un empleo.

 

Para muchas de las personas con porcentajes altos de discapacidad, la posibilidad de trabajar desde casa, mediante herramientas y plataformas virtuales, es su principal arma para formar parte de la población empleada de España.

Esta posibilidad de trabajo permite a quienes tienen una movilidad muy reducida no tener que enfrentarse a barreras fí­sicas a diario en la ví­a pública, ni tampoco tener que perder tiempo en desplazamientos que, para estas personas, se hacen más dificultosos, sobre todo si tienen que transportar ayudas técnicas o dispositivos médicos (respiradores…) indispensables para ellos.

Por todo ello, las entidades del tejido asociativo de la discapacidad, como FAMMA-Cocemfe Madrid, son conscientes de la importancia que para estas personas tiene el “teletrabajo” o el denominado “trabajo en la nube”, pues les permiten, desde casa, de forma autónoma y sin depender de nadie para su movilidad, desempeñar tareas que de otra forma no podrí­an realizar.

En este sentido, es importante destacar que este tipo de trabajo permite a quienes lo desarrollan estar en contacto con la realidad laboral, aunque sea a través de un ordenador, mejorar su condición fí­sica y cognitiva y sentirse realizados con un trabajo al que tienen derecho, como personas con discapacidad, pese a que la realidad actual del mercado laboral no favorezca su inclusión y las Administraciones no pongan en marcha las medidas eficaces y oportunas para que así­ ocurra.

Por último, en referencia al extremo anterior, precisamente, se hace necesario hacer una llamada de atención a las autoridades con competencias en el ámbito laboral para que tomen las medidas precisas para que tener una gran discapacidad y un empleo remunerado no sea incompatible, pues solamente así­ se avanzará hacia la plena inclusión social y laboral del colectivo y se trabajará para evitar estadí­sticas demoledoras como la que indica que una de cada cinco personas con discapacidad de la Unión Europea, concretamente el 21,1%, corre riesgo de caer en la pobreza.